En los últimos 526 años se ha hablado y escrito mucho sobre temas asociados a la historia y el patrimonio que podrían considerarse comunes o exclusivos en los pueblos (integrales cuantitativas y cualitativas de personas) que han vivido o viven en territorios que hoy pertenecen a los 22 países que conforman la Comunidad Iberomericana.

El Galeón San José fue hundido en 1708 en costas hoy de Colombia, por piratas ingleses que de haber conseguido el botín habrían sido ennoblecidos por la Reina Ana Estuardo. El descubrimiento del pecio es anunciado por el presidente de Colombia Juan Manuel Santos el 4 de diciembre de 2015 y, desde entonces, el tema está en agendas públicas y secretas en varios países y puede ser todo un paradigma de patrimonio sumergido no solo a nivel iberaomericano sino global al tratarse de un contenedor puntero tecnológicamente (como barco militar y comercial, defensivo y ofensivo) con un fabuloso contenido protegido por 600 españoles, extraído por indígenas y esclavos africanos de minas del Virreinato del Perú que es desmembrado en 1717 para crear el Virreinato de Nueva Granada. Panamá, desde donde había partido el San José, se separa de Colombia en 1903.

La Convención de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático fue aprobada por la UNESCO en 2001 y hoy la suscriben 60 países, 20 de ellos de América Latina y el Caribe. Uno de los primeros encargos del señor Santos a la ministra de Cultura Mariana Garcés en su primer mandato (2010-2014), fue redactar un proyecto de ley que superase la Convención de la ONU, pero no en protección sino en liberalización a efectos de la comercialización de los bienes rescatados; contraria a un objetivo clave de la Convención: Frenar la acción depredadora de los cazatesoros internacionales que, con sofisticados sistemas de detección y sin otra patria que la Bolsa ni otro himno que el de la máquina registradora (hoy silenciosas operaciones electrónicas), venían y siguen saqueando y destruyendo valiosos yacimientos arqueológicos en todos los mares y océanos del planeta.

La señora Garcés hace bien los deberes y el 30 de julio de 2013 el Congreso colombiano aprueba la ley 1675 que tiene en el Galeón San José su prueba del algodón. El pasado 2 de agosto, a dos días hábiles de la posesión del presidente Iván Duque, Santos anuncia que, después de varios años de duros pleitos en tribunales nacionales e internacionales y denegada la última demanda -que había obligado a suspender, el 23 de julio, el proceso de contratación de la Alianza Público-Privada de rescate del Galeón-, el trámite sigue adelante y las ofertas de los cazatesoros serán conocidas por el nuevo gobierno el 10 de agosto.

En carta dirigida a los gobiernos de Colombia y España el 25 de julio, se amplía la idea planteada en el artículo Galeón, fratricidios y hermanamientos, publicado en LEVANTE-EMV el 16 de diciembre de 2015; idea que ahora preciso teniendo en cuenta un escenario inmediato: La XXVI Cumbre Iberoamericana que se celebra el 15 y 16 de noviembre en Antigua (Guatemala), precedida por la III Conferencia de ministros de relaciones exteriores, el 26 de septiembre, en Nueva York en el marco de la 73ª Asamblea General de la ONU:

Uno de los primeros encargos del presidente Duque al Canciller, Carlos Holmes Trujillo y a la ministra de Cultura Carmen Inés Vásquez, podría y debería ser la revisión de la ley 1675 para adecuar su polémico artículo 3 (en el que se definen los bienes susceptibles de protección o comercialización) a la Convención de la ONU. El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y los ministros de RR EE y de Cultura Josep Borrell y José Guirao, impulsarían la celebración de una Conferencia Iberoamericana sobre Patrimonio Sumergido para comienzos de 2019, año de varios bicentenarios.

Queda para la historia la pregunta de por qué un presidente y una ministra pertenecientes a familias herederas de poderosos y ricos encomenderos coloniales han tejido un oscuro y antihistórico alegato antiespañol para justificar el expolio privado del Galeón San José. En los 16 minutos de su alocución del 23 de julio, Santos no menciona a España y se dehace en loas al comodoro inglés que luego participaría en el brutal asedio a Cartagena en 1741. Ciertamente alude a Blas de Lezo, pero no como el gran almirante español que muere en la defensa de la Heróica, sino como un señor que pasaba por ahí, como el San José€