Dedico buena parte de mi tiempo a pensar en cómo hacer más eficaz la gestión de los recursos que atienden a nuestros vecinos y vecinas que etiquetamos como en riesgo o en situación de exclusión social. Bajo estas denominaciones se encuentran personas con circunstancias muy diversas. Algunas son víctimas de la crisis-estafa económica y social de los últimos años, pero la mayoría viven en un estado de empobrecimiento cronificado que se perpetúa generación tras generación, pasando de padres a hijos y de hijos a nietos como si de una enfermedad genética se tratara. Encuentran dificultades enormes para formarse, para tener una vivienda digna, para incorporar hábitos y códigos sociales que al resto nos resultan evidentes y, especialmente, para acceder a un empleo. Todo un reto para los poderes públicos y para la sociedad en su conjunto.

Para abrirles puertas y ventanas vitales el Ayuntamiento de València cuenta con el proyecto València Inserta, un servicio de intermediación laboral que, conveniado con la Fundación Apip-Acam y la Asociación Alanna. Tiene como objetivo generar una red de colaboración con empresas de la ciudad para dar oportunidades de empleo a estas personas con dificultades especiales (sin recursos, exreclusas, jóvenes sin formación, mayores de 45 años paradas de larga duración, con diversidad funcional, intelectual o mental, mujeres víctimas de violencia o trata, etcétera). Desde València Inserta, un equipo experto en inserción laboral y selección de personal interviene de manera individualizada con cada una de ellas. Se trabajan habilidades sociales y competencias básicas para dotarlas de herramientas y, sobre todo, para rescatar la motivación y la confianza en sí mismas que perdieron en algún momento (o que nunca tuvieron). También se forman en diversas especialidades profesionales. En el momento en el que logran (re)conectar con quienes son y sentirse valiosas, empiezan a desear aportar su esfuerzo y trabajo a la sociedad. Y en ese punto se ha recorrido la mitad del camino.

Las empresas que se suman al proyecto tienen a su disposición formación y selección de personal adaptada a sus necesidades, así como la intermediación y el acompañamiento profesional necesario para garantizar el éxito en la adecuación al puesto de cada trabajador o trabajadora que contraten. Clece, Eulen o Leroy Merlín son algunas de las empresas con las que ya trabajamos con muy buenos resultados. Sólo durante el primer semestre de 2018 se ha derivado ya a 1.805 personas a diversas ofertas de empleo y 246 han formalizado contratos de trabajo, frente a las 670 derivaciones y 162 personas contratadas durante todo el 2017.

En definitiva, València Inserta es un proyecto ambicioso que necesita de la complicidad de más empresas para alcanzar todo su potencial. Lo llaman Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o, dicho de otra manera, empresarios y empresarias que se comprometen con la mejora de su ciudad y saben que, especialmente las personas con menos oportunidades, son las que más necesitan encontrar su lugar y su reconocimiento en el mundo.

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