En este verano raro, de calor y con un terremoto notable en Albatera (Alicante) de magnitud 4,2, afrontamos el tramo final de una estación que, sin embargo, va a prolongar sus efectos de forma destacada en septiembre y comienzos de octubre. Así debe ser si atendemos a los procesos de reajuste de energía. La falta de calor de junio y julio, tendrá consecuencias en septiembre y octubre. Sea como fuere, lo cierto es que este verano está haciendo más calor en el litoral mediterráneo que en el área tradicionalmente más cálida de España, del valle del Guadalquivir o del sur de Extremadura. Si, lo sé, los termómetros han registrado valores más elevados allí, pero si añadimos la humedad ambiental y contamos el total de horas en las que el calor sentido ha estado por encima de 30ºC, el territorio comprendido entre Tarragona, Castellón, Valencia, Baleares, Alicante y Murcia, especialmente en la franja litoral, es el que ha registrado mayor calor hasta el momento. El calor, o mejor la sensación de calor que experimenta el cuerpo humano, no se mide solo con el termómetro. Reúne otros factores (viento, humedad) que inciden en dicha sensación, además de la propia temperatura registrada. Los valores de temperatura que se dan en la información meteorológica de los telediarios, especialmente en verano, deberían hablar de "temperatura sensible " o "calor sentido" por el cuerpo humano. Una temperatura registrada de 30º C con un 70 por ciento de humedad relativa, equivalen a 36 ó 37º C realmente sentida por el ser humano. Por tanto, más calor que en el sur peninsular. A esto contribuye bastante la temperatura del agua del mar Mediterráneo. Casi rozando los 28-29º C en el mar Balear y de Argel. Como decían los clásicos un verdadero reservorio de calorías y de energía potencial.