Se veía venir, acabo de leer el titular que anuncia el punto y final de «Amigas y Conocidas» y no me sorprendo por la decisión en esta nueva etapa de la radio televisión pública. Se han cumplido mis pronósticos: El primero largar a Cárdenas, el segundo alargar indefinidamente las vacaciones de Sergio Martín en los desayunos de RTVE que será sustituido por Xabier Fortes, este nombre me gusta, ya me gustaba en la era Zapatero; lo tercero, acabar con el café de medio día de Inés y sus amigas. Se avecinan cambios, necesarios, para recuperar parte de la dignidad perdida por la Corporación en los últimos años y la tertulia lo ha pagado. Los cambios son el signo de toda nueva dirección en una televisión que se precie, más si es pública. El objetivo no cambia, que lo nuevo tenga poco que ver con el pasado, con sus errores y sus aciertos. Deseo que en esta etapa gane lo último y de momento parece que van por buen camino.

A mi, en principio, una tertulia de mujeres no me sobra pero esta ha pegado unos cuantos patinazos sonados en los últimos meses. El programa en sí es asequible y obtiene una audiencia aceptable en la media de la cadena, a veces por encima. El problema viene cuando se producen situaciones como la vivida recientemente por Ana Guerra el día que visitó el plató y fue objeto de comentarios por sus fotos en Instagram, el programa se disculpó después.

Lazos de Sangre es la versión nocturna estival y de momento agotará sus entregas. La última estaba dedicada a Arancha Sánchez Vicario, de ella hablaban entre otras su "amiga" Mónica Pont o Isabel San Sebastián que no creo que sea ni conocida por la tenista. Igual pone a caer de un burro al gobierno catalán que analiza la vida de los Vicario. Entre el "profundo" análisis entendí que un paso por la peluquería y un estilismo más "femenino" cambiaron la vida de Arancha, para "mejor"...

Creo en la existencia de una tertulia de sociedad, género clásico el periodismo que conjuga información y entretenimiento, igual que los deportes, pero puede que haya faltado un poco de responsabilidad, las suficiente como para ganarse un lugar en la televisión privada.