Veo aterrado como comportamientos claramente filofascistas y de extrema derecha se van normalizando en Europa y en el Mundo. Gota a gota, en los últimos tiempos asistimos a una verdadera naturalización de ciertos comportamientos que nos pueden llevar al abismo si nuestra sociedad no reacciona a tiempo. Y no es sólo que algunos partidos y asociaciones claramente declarados de extrema derecha se estén haciendo más fuertes. Es que estos comportamientos empiezan a impregnar partidos del sistema democrático que ven en este discurso un claro rédito entre la población, harta de pagar las consecuencias de una pésima globalización económica y su consiguiente crisis/estafa que ha asolado -que sigue asolando- poblaciones enteras. Y esto sí es verdaderamente preocupante. Me pregunto a veces cómo empezó a penetrar el nazismo y el fascismo en masa a principios del siglo pasado en Alemania e Italia. Y lo hago precisamente porque no podemos repetir los errores del pasado, porque hay que alzar la voz cuando todavía estamos a tiempo de cortar de raíz estos comportamientos antihumanos.

Esta misma semana hemos visto cómo la extrema derecha se manifestaba en el este de Alemania, para «cazar» a un extranjero que según ellos -no necesitan de juicios, ya tienen la sentencia dictada- había cometido un asesinato contra un natural del país. Imágenes de brazos en alto, violentas. Imágenes que impactan viniendo de Alemania que tanto ha hecho por la memoria histórica y democrática para evitar estos comportamientos de nuevo. Italia va camino ya de convertirse en la nueva Hungría, con un gobierno de extrema derecha en el poder. Esa Italia con una izquierda histórica tan poderosa ve ahora como un extremista de derechas como Salvini escupe diariamente contra los derechos humanos. Por no hablar de la administración norteamericana de Trump, claramente escorada hacia la extrema derecha, que niega sistemáticamente derechos humanos básicos, que llegó a separar a niños de escasa edad de sus progenitores, encerrados en jaulas y que arremete contra la libertad de prensa, una línea roja nunca traspasada hasta el momento en el país americano.

Y en España es muy lamentable observar cómo ante una propuesta de decencia democrática tan básica como sacar al dictador Franco del Valle de los Caídos -que se mire por donde se mire es claramente un sitio de exaltación de una dictadura- la derecha de nuestro país ha alzado la voz para criticar esta medida con el tan pobre y ya manido argumento de que no hay que reabrir las heridas. ¿En serio? ¿Sacar al dictador de su tumba de lujo es reabrir heridas? O como cuando un partido político lanza proclamas del tipo «Orden y Seguridad», como si nuestro país no fuera un país seguro, alimentando las bajas pasiones contra la población inmigrante de una parte de la sociedad que afortunadamente hoy es minoritaria pero que puede dejar de serlo si no lo paramos a tiempo. Un poco de sentido común, por favor, nos jugamos mucho, nos jugamos la democracia y los derechos humanos.