Cerremos los ojos y retrotraigámonos al curso 2014-15. Ese fue el último curso escolar en el que el Partido Popular gobernó con mayoría absoluta en la Generalitat y era quien presidía el Gobierno Español. Un curso en el que los recortes, la pérdida de derechos y de autonomía de la comunidad educativa fueron una constante a través de reales decretos y de la LOMCE. Fueron también los instrumentos con los que hicieron verdaderos estragos entre nuestro alumnado.

La inversión en educación, alcanzaba mínimos históricos y se traducía en menos profesorado, en más alumnado por aula, en pérdida de becas y ayudas al estudio, los centros educativos se convertían en la extensión de la administración política € Todo eso y más era lo que estábamos viviendo.

Tras las elecciones de 2015 los gobiernos de izquierdas se generalizaron en nuestra Comunitat. La Generalitat tenía, por fin, al frente a alguien comprometido con la educación y con la importancia de la misma para conseguir la reparación, la reconstrucción y el renacimiento de nuestra tierra. El president Ximo Puig secomprometió a tres acciones políticas en el ámbito educativo: a que los comedores escolares funcionaran de septiembre a junio; a que se abrirían aulas para niños de 2 a 3 años en colegios públicos y a que se eliminaran los barracones escolares.

Considero imprescindible resaltar determinadas decisiones que han hecho que la educación valenciana ya no sea conocida en el resto del estado por ocurrencias inverosímiles sino por medidas que ahora son un ejemplo para el resto de las comunidades autónomas e incluso para el nuevo Gobierno estatal del PSOE. En primer lugar, la implantación de bancos de libros ha supuesto que 424.636 alumnos valencianos tengan libros de texto gratis. XarxaLlibres fue una iniciativa conjunta entre administraciones que ha demostrado su eficacia y que debe ser irreversible para mayor beneficio de los bolsillos de las familias valencianas. En segundo lugar, el crecimiento de las plantillas docentes con la recuperación de casi 5.000 docentes en estos cuatro años. La apuesta decidida por minimizar desde los primeros años de vida los efectos de las desigualdades sociales facilitando la escolarización de los niños y niñas de 2-3 años ha conseguido hacer una oferta de 14.200 plazas.

Esta medida supone un aumento de la inversión educativa así como un ahorro considerable a las familias y da facilidades a las madres que se quieren incorporar al mundo laboral o mejorar su formación para poder hacerlo.

Es una obligación señalar que, lejos de los tiempos oscuros de Ciegsa, Ximo Puig ha apostado porque nuestro alumnado tengan unas instalaciones dignas. Para ello se ha implementado el Pla Edificant dotado con 700 millones de euros y que en estos momentos ya tiene comprometidos más de 340 millones para realizar más de 250 actuaciones. Edificant es una inversión educativa de primer orden.

El Govern del Botànic ha hecho más cosas en educación. No todo el mundo estará de acuerdo con ellas pero nadie puede negar que las acciones que he comentado sí han supuesto un cambio cuantitativo y cualitativo en el sistema educativo valenciano. Quienes insistan en negarlo estarán manipulando la realidad.

Cuando un Govern invierte más por alumno, dota de más docentes y reduce ratios de sus aulas está gestionando por la igualdad y con equidad.