Reconstruir la convivencia en el barrio del Cabanyal (ejemplo paradigmático de destrucción urbanística y social sistemática del anterior gobierno municipal del Partido Popular) era y es para el Govern de la Nau un objetivo incuestionable. Una gran tarea, necesaria y urgente para devolver a sus habitantes la dignidad y normalidad que merecen como vecinos y vecinas de la ciudad de València. Para sanar las profundas heridas humanas abiertas.

En estos tres años, el nuevo gobierno municipal le está dedicando más recursos públicos que nunca desde prácticamente todas las áreas. Uno de los temas más urgentes que abordar son los comportamientos incívicos (consecuencia de la degradación social programada del barrio) que dificultan o incluso hacen insoportable la vida diaria, especialmente en la denominada zona cero. Por ello, desde la Concejalía de Igualdad y Políticas Inclusivas decidimos integrar la diversidad social e implicar a todos los agentes del barrio con capacidad de incidencia para, de la mano de la acción institucional, empezar a dar pasos para coser dicha convivencia. Nos hemos estado reuniendo durante meses con asociaciones vecinales, entidades sociales, colectivos diversos, centros educativos, además de representantes de las concejalías de Igualdad, Inserción Laboral, Servicios Sociales, Policía Local y de la Junta Municipal de Distrito, para trabajar conjuntamente tanto la detección de los principales problemas, como propuestas concretas de solución. Un espacio diverso y siempre abierto a la participación que ha permitido el intercambio de visiones y el acercamiento mutuo de cara a un problema que sabíamos que necesitaba de esa implicación colectiva. Uno de los frutos de este trabajo ha sido la elaboración de unas normas básicas de convivencia con medidas concretas y consensuadas, el llamado Decálogo de la buena convivencia en el Cabanyal, Canyamelar i Cap de França. Tenemos el deseo y el compromiso de convertirlo en un documento vivo, conocido y defendido por todas las personas que viven en estos barrios y acercarlo y trabajarlo con quienes, a día de hoy, viven al margen del respeto al resto de vecinos y vecinas.

Otras herramientas nos ayudarán en este camino, como el programa Romed del Consejo de Europa que formará en las próximas semanas en mediación a 25 personas gitanas. Y en sólo unas semanas el proyecto Barris Inclusius de la consellería permitirá contar con dos profesionales dedicadas en exclusiva a la intervención sociocomunitaria en el barrio. Además, la progresiva implantación de la Renta Valenciana de Inclusión facilitará a quien la necesite no sólo recursos económicos sino habitacionales, formativos y laborales.

Tienen razón quienes nos reclaman más rapidez, que se solucionen todas las agresiones que sufren, quienes nos exigen que se cumplan ya mismo las ordenanzas. Y trabajamos cada día para lograrlo. Pero también es cierto que los procesos de inserción social implican cambiar comportamientos y costumbres arraigados y por ello son más lentos que cualquier otro. Seguiremos plantando todas estas semillas, regándolas y cuidándolas hasta que crezcan las raíces y las ramas de la buena convivencia en el Cabanyal, Canyamelar y Cap de França.