Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

El máster que crea ministros

Carmen Montón no debe ser utilizada como el ejemplo de un alto cargo que confía en que mentir le saldrá gratis. Al contrario, ha de ser el símbolo publicitario de un máster de nivel excelso, que catapulta a sus alumnos a la cima de la Administración. En este último lanzamiento del Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Emérito, una simple diputada socialista condenada al olvido se convierte en rutilante ministra de Sanidad tras cursar las enseñanzas mágicas. Y si no las cursa, crecen las virtudes taumatúrgicas de un programa educativo que ejerce sus efectos por el mero hecho de matricularse. Sin necesidad de implantarse un electrodo, como vaticinan los futurólogos.

El milagro educativo de la Universidad Rey Emérito consiste en fabricar eminencias a partir de una materia prima con serias deficiencias. No solo regenera a una triste diputada autonómica que empezaba a desviarse hacia la sisa en grandes almacenes, sino que la convirtió en presidenta de Madrid al cielo. No solo eleva al estado adulto a un barbilampiño dirigente de Nuevas Generaciones, sino que le aporta el bagaje imprescindible para erigirse presidente del partido político má importante de la Europa cristiana. Y con el ministerio de Montón alcanzó la gloria pedagógica.

Las defenestraciones sucesivas de los altos cargos forjados en la Universidad Rey Emérito aportan la en sí la prueba de la envidia, por parte de los licenciados en centros académicos de menor enjundia, hacia este equivalente de la eximia ENA francesa. Si el enarca Pablo Casado alcanza la presidencia del Gobierno, y nadie se atrever a a descartarlo en el torbellino de la política nacional, el máster del centro madrileño habrá rematado un nuevo hito. A este semillero de gobernantes ya solo le falta coronar literalmente a un Rey no Emérito, tal vez estamos señalando el centro ideal donde matricular a las herederas de La Zarzuela.

Compartir el artículo

stats