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Medallitas regaladas

Los arreglos cosméticos de la propia biografía con prendas, lazos y galones ganados en circunstancias dudosas ya se ha llevado por delante a una presidenta autonómica (Cristina Cifuentes) y a una ministra (Carmen Montón). El siguiente puede ser el flamante Pablo Casado, que si se fijan, siempre avanza con paso firme y marcial, con una mesnada que se arremolina en su torno. Paso al líder: hasta que el hervor desborde el puchero.

Carmen Montón, en sus tiempos de consellera, arremetió contra una benemérita publicación como la cartelera Turia por unas fotos algo impúdicas, sí, pero que caricaturizaban por igual a señoras y señores, al obispo y al ministro. Y a la consellera: como debe ser. Ella estudió para feminista, estudios de género o algo así que, en teoría, al menos, deberían aprovecharle. Ahora descubrimos que estaba abonada al Rincón del vago donde se fusila más (textos) que (personas) el general Franco.

Estos episodios, además de revelar un tráfico indecente de favores entre las universidades y la casta política, universidades que no son las de toda la vida, sino unas como si dijéramos con lounge y aggiornamento, postmodernas, hípsters o yo qué sé, con todo eso que expenden y que llaman máster. Un máster que no sé como se obtendrá en otros países, pero aquí es, a menudo, una excusa de ordeñador de bolsillos para alejar un poquito más la titulación superior y hacerla inaccesible a quien tiene poco o nada de dinero, después de haber encarecido las matrículas de los cursos normales de una licenciatura (o lo que antes se llamaba así).

Estos título superiores, tipo Ikea (te lo montas a tu gusto) pero con precios de Roche Bobois, amueblan, supuestamente, el alma y la competencia del alumno, su madurez de percepción y juicio. Y no dudo que sea así en muchos casos, pero en estos que comento revelan una cultura del simulacro, de la mera apariencia, de adicción a la guardia de honor a caballo con coraza y plumero. En este gobierno hay más mujeres que hombres, como nos recordó don Pedro Sánchez, y aguardamos que sea para bien.

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