Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Master and commander

Turnitin, Urkund, Viper€ no son personajes de Tolkien ni un trío de mediocampistas de un equipo de fútbol báltico. Se trata de programas informáticos destinados a analizar textos y buscar similitudes, o sea robots que comparan archivos textuales, cazadores de copias, exploradores de plagios. El primero de ellos, en realidad un acrónimo del inglés -turn it in-, es el que los periódicos y la propia Moncloa han utilizado para escanear la tesis doctoral de Pedro Sánchez, convertida en el foco principal de la actividad política esta semana de la rentrée. Si se tiene la intención de usarlo hay que estar, además, autorizado y comprar una licencia.

Para mayor sobresalto, la vuelta de las vacaciones se ha cobrado una víctima inesperada. Carmen Montón se revolvió altiva contra las informaciones que cuestionaban su máster en la Universidad Rey Juan Carlos, a estas alturas el centro académico peor valorado del país y con el director de su Instituto de Derecho Público al borde del banquillo. Pero Montón no pudo sofocar el incendio y ha sido víctima del efecto Cristina Cifuentes. Su caída ha multiplicado también el cerco sobre el nuevo líder del PP, Pedro Casado; todos ellos «masterizados» en la tómbola del mencionado instituto. La ola le ha dado de refilón a la tesis de Sánchez e incluso a uno de sus propulsores, Albert Rivera, de doctorado abandonado en la Autónoma de Bellaterra.

Toda la clase política está ahora bajo la lupa y sus currículos puestos en cuestión. En Alemania ya había pasado pero aquí, bajo la proverbial picaresca española, el personal se hizo el sueco. Hasta que surge la indignación y nos cargamos al comendador. La actualidad se ha terminado por convertir en una bufonada que alienta el ingenio del país, un hazmerreír. Eso que ahora se llaman memes -un chiste visual-, inundan los whatsapps españoles. Un servidor, que no soy muy digital que digamos, debo haber recibido de dos a tres docenas sobre los dichosos masters y la tesis en cuestión de horas. Somos berlanguianos hasta la médula, el pueblo más satirizador de Europa. Sin piedad pero con ironía, entre fina y procaz. Se intuía, y ahora se desvela en toda su crudeza, que los políticos actuales andan desnudos de formación, en su mayoría, y que las universidades también han de someterse a la prueba del algodón. No por muy catedrático que se sea uno se libera de las debilidades humanas: la floración de tinglados opacos, chiringuitos académicos, confusiones semánticas y de centros que se dedican a competir con ventaja en el mercado aprovechando su condición docente es bastante frecuente en el panorama universitario español.

Los casos de Montón y Casado dejan a la universidad en un delicado lugar, pero además muestran sus complejos intelectuales y ejemplifican del mismo modo la sinuosa dinámica de la profesionalización de la política actual. Como desde que estalló el caso del máster regalado hay que citarlo todo, les diré que en un recientísimo artículo de Rafael Méndez para un medio de internet, se pone el dedo en la llaga: La exministra y el líder conservador, a pesar de su juventud, llevan toda su vida profesional en la política, tal como se cuenta en dicho digital. Carmen Montón, hija de un profesor de Geografía en Burjassot y político local socialista, se afilió al partido a los 16, le alcanzó para ser concejal a los 23 y diputada nacional a los 28. Acabó Medicina pero nunca ejerció, siempre ha vivido de la política, ni siquiera de la gestión, hasta que la nombraron consellera de Sanidad, y de ahí al Ministerio.

Al igual que Casado, que se afilió al PP a los 22 y terminó la carrera de Derecho por insistencia de Esperanza Aguirre tras fracasar en el Icade, Carmen Montón no ha trabajado nunca fuera de la política, así que no es de extrañar su falta de pragmatismo, o su exceso de exposición ideológica. En el caso de Montón, solo la intervención moderadora del presidente Ximo Puig evitó un desaguisado mayor en el frente de la sanidad valenciana. En el itinerario de Casado, su falta de empleo fuera de la política también puede explicar su vocación por la radicalidad en pos de convertirse en un Salvini español de nueva ola.

La crisis del máster y la tesis de esta semana ha dejado en segundo plano la nueva performance independentista en la Diagonal de Barcelona pero, sobre todo, nos ha impedido valorar en lo que toca el discurso del propio Puig en el debate sobre la Comunidad que ha tenido lugar en las Cortes. El presidente socialista, de profesión periodista, alumno igualmente de Bellaterra, no tiene masters pero si gusta de leer y citar, y esta vez se ha inflado. Desde la tribuna del antiguo palacio de los Borja recordó nada menos que al sociólogo de la realidad líquida, Zygmunt Bauman, y al semiólogo posmarxista Tzvetan Todorov, y a dos «gigantesas» de la filosofía como María Zambrano y Hannah Arendt, y a muchos otros, incluyendo a Kant, «que no Camps» como irónicamente le enfatizó a la diputada popular Isabel Bonig.

Obviamente los discursos de un presidente lo son de él en una medida y más todavía de los suyos, su equipo o camarilla, lo cual no afea la cuestión, sea dicho de paso. En los Estados Unidos los nombres de los autores que ayudan a los presidentes se hacen públicos y luego cuentan sus anécdotas en libros cuando abandonan el círculo del poder, al que se aferran menos que nosotros. Winston Churchill, que ganó con sus memorias un Nobel de Literatura, no tuvo reparos en citar en los créditos del libro a los oficiales del Ejército que le ayudaron en la redacción del vasto manuscrito, y eso que el premier británico era un hombre de amplísima cultura.

Así que es justo que señalemos a algunos de los hombres del presidente Puig, como Arcadi España o Borja Sanjuán, este último a quien no conozco pero que ha conseguido animarnos con sus citas y, por unos instantes, nos ha hecho perder la desconfianza en la política y su prepotente estulticia contemporánea. Cabe recordar, finalmente, que el propio Kant ya protagonizó un divertido rifirrafe (que se puede consultar en You Tube) de medio pelo intelectual entre Rivera y Pablo Iglesias.

Compartir el artículo

stats