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Ahora, ¿qué?

Maslow fue un psicólogo que jerarquizó las necesidades humanas (y si no fue Maslow, sería Winslow u otro sería: ahora conviene citar, a la mínima te acusan de plagio; por cierto, si no fue un psicólogo, algo sería, digo yo, porque no se puede ser nada, como dijo Parménides et alteri). La cosa iba desde lo necesario-necesario hasta lo necesario-importante, es decir, desde la necesidad ineludible de comer o respirar hasta la necesidad de llegar a ser bombero, cosa esta muy importante para los que quieren ser bomberos. Digo esto porque ahora, con motivo de la exhumación de los huesos del dictador Franco, el dúo dinámico Manolo Rivera y Ramón Casado, añaden a la pirámide de Maslow los conceptos de «urgente» y «postergable». El añadido supone que algo importante pero que no es urgente se convierte en innecesario, o bien que hay necesidades postergables porque no son importantes. Yo qué sé. El problema aquí es determinar la urgencia, porque hay quien vive, por ejemplo, sometido a las urgencias de una actividad sexual imperiosa, y quien, por el contrario, aguanta como un jabato la castidad y el celibato. En fin: lo cierto es que la mayoría del Congreso aprobó la exhumación y salida de los restos del dictador porque es algo necesario, importante y que ya esperó demasiado, mientras que el PP y Cs se abstuvieron, porque no es una «urgente necesidad»: si pasaron 40 años, podrían pasar otros mil o qué pasa si no pasa nada.

- Antes, tener un máster daba prestigio, ahora, da que pensar. Es por eso que yo ahora en lugar de decir que tengo un máster, digo que lo tuve, como Mendicutti un novio búlgaro.

- Ya que cité a Maslow, y por seguir con la psicología: aquí, en el País Valencià, hay mucho trastorno obsesivo compulsivo. Sale una a la calle, al doblar cualquier esquina aunque tampoco haga falta doblarla, y no deja uno de percibir continuos «guiños con el independentismo catalán». Y cuando no es un guiño, es una ganyota. Es por lo susodicho que a mí me parece necesario, urgente e importante que Sánchez y Bonig denuncien en cualquier ocasión, incluso a la menor o más mínima ocasión, como en el debate de política general, el fantasma del catalanismo. ¡Qué olfato tiene la Bonig al percibir la imparable catalanización de la sociedad! ¿Qué perspicacia tiene la Sánchez que huele lo mismo: un pestazo de adoctrinamiento en los sobacos de la nación! ¡Qué sería de nosotros sin ellas, centinelas insomnes e ininterrumpidas espías, como decía Hobbes!

- Como decía Nietzsche (et alteri o yo qué sé), el humano es un animal de sentido, de intenciones y propósitos. Mediado septiembre, ya forré los libros de texto. ¿Ahora qué?

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