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Cataluña: se acabó hablar de financiación

Cuando uno lleva un cierto tiempo circulando en dirección contraria a la de la inmensa mayoría de ciudadanos, debe concluir que aunque todos digamos ir al mismo destino, el solitario viajero se siente confundido y tiene la obligación intelectual, casi moral, de aparcar cuidadosamente en el arcén y dar por finalizado el trayecto, por mucha que sea la amargura que conlleve asumir el fracaso de su postura. Ni un solo grupo político en el debate general de Les Corts se planteó la funcionalidad de la actual autonomía, de la cual tan rica y legítimamente viven. Todos se pusieron de acuerdo en que el gran problema valenciano consiste en reclamar más dinero a Madrid. Ni los latrocinios de la época ZOC, ni las razones que justificaron el cierre de Canal 9, ni las responsabilidades propias en el incremento del déficit y de la deuda aparecieron en el debate. Sólo electoralismo banal.

Pensat i escrit ha ido a contracorriente durante mucho tiempo en lo que a la España de las autonomías se refiere, y ésta pretende ser la última de sus columnas sobre el tema. El Consell actual decidió achacar todos sus males al mismo Estado que justifica y legitima su propia existencia. Aunque pienso que han actuado irresponsablemente, reconozco que Puig, Soler y los nacionalistas de Compromis han ganado la batalla de los medios progresistas valencianos, habiendo llevado todo el tráfico en la dirección que uno, humildemente, no comparte. El principio que en Valencia para ser progresista hay que ser nacionalista, ha sustituido el casposo catalanismo/anticatalanismo de antaño. El viernes el Consell decidió dotarse, nada más y nada menos, que de un Alto Comisionado para la Financiación Autonómica de la Comunitat, adscrito a Presidencia, que será ocupado por un carnet del PSPV y por otro de Compromis. Mas nóminas, más equilibrios de cargos políticos para apañar el fracaso del actual Consell para hacer viable a la Generalitat en su actual formato.

Creo tener una cierta idea de la factibilidad económica de la actual estructura de la España de las Autonomías y muy en particular de la que actualmente gobierna el President Puig. Mi conclusión, ojalá equivocada, es que en estos momentos, con todo lo que está sucediendo en Cataluña, mantener el modelo actual, del café para todos, está poniendo en peligro lo que conocemos como Reino de España. Incluso puedo entender y entiendo a aquellos que piensan que está balcanización puede ser buena para el futuro de los valencianos. Comprender al otro no es compartir su idea pero al menos permite reconfigurar tus esquemas y cambiar alguno de tus puntos de partida.

Insistir en que mi generación salió a la calle tardofranquista al grito de «Llibertat, Amnistía i Estatut d´Autonomía». La Autonomía ha virado a Independencia y ahora la mitad de catalanes dicen que carecen de libertad. Tenía otro párrafo preparado, pero es mejor usar la reciente nota del Instituto Luther King de Stanford, dirigida al President Torra «No se puede obviar que existe una motivación económica en el movimiento de independencia de Cataluña. Se trata de una región rica que si se separase de España generaría un perjuicio a otros grupos sociales. Así que aprecio que la gente [en Cataluña] abogue por la resistencia no violenta, pero eso por sí mismo no es seguir el camino de King, porque lo que están haciendo en realidad es negar a otra gente los derechos que reclaman para sí, €.no creo que separar una región rica de un país sea

comparable a defender los derechos humanos».

En Cataluña se ha retorcido el lenguaje, primero fue pasar de «políticos presos a presos políticos», ahora aparecen supuestos debates académicos como el que tendrá lugar el día 20 en la Facultad de Historia de la Universitat de Barcelona: «Los factores económicos y financieros en la relación entre Catalunya y España». Titulo tramposo que debería ser sustituido por Cataluña y el resto de España, tiene la misma incoherencia que plantear un estudio sobre la relación de Barcelona y la provincia de Barcelona, como si la segunda capital de España estuviera en Francia. Es la vieja demagogia de no distinguir la parte y el todo. Allí se presentara el informe que viene preparando el que fuera 'conseller' de Economia en el tripartito, Antoni Castells (uno de tantos funcionarios que ha ido transitando del socialismo a las puertas de la independencia) con la colaboración de dos catedráticos de la Pompeu Fabra: Enoch Albertí (de Derecho Constitucional, que entre 2013 y 2017 ha sido miembro del Consejo Asesor para la Transición Nacional de Cataluña) y Guillem López Casasnovas (de Economía, representante no oficial del equipo de Puigdemont (la Generalitat catalana no quiso participar oficialmente) en la Comisión de Expertos para el nuevo sistema de Financiación, para la que fue nombrado por Baleares y de cuya amistad espero seguir honrándome. ¡Es el procés!

Allí se analizan las tres posibilidades que les explique la semana pasada: seguir igual, cambio en el sistema de financiación e independencia. Los periodistas que conocen el documento, afirman que en el análisis de los pros y los contras de cada uno de los tres escenarios, la opción de independencia o de romper amarras con España tiene mucho más aspectos positivos para los catalanes, que en las que se mantienen los vínculos. Algo que desde Stanford ya adivinaron con menos números, al hablar de insolidaridades. A la presentación le seguirá una mesa redonda con economistas catalanes, un madrileño cuya universidad la Rey Juan Carlos no está en sus mejores momentos y sorprendentemente un político de Compromis Josep Vicent Boira. La tarjeta elegida para el acontecimiento es la Universitat de València, pero no están los tiempos para abusar de pluriempleos institucionales. ¿Qué hará la Generalitat con una Cataluña independiente?

Cuando uno está confuso, como me ocurre ahora sobre el devenir de las relaciones entre las distintas regiones españolas, debe retirarse del tema. Al hacerlo expresar mi profundo agradecimiento intelectual y personal a Levante-EMV, que a pesar de la incorrección política autonómica mantenida, equivocada o no, me ha permitido expresarla con total libertad.

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