Una de dos: un ´tertuliano´ es un seguidor de Tertuliano, un apologista del cristianismo del siglo II que defendía que toda la filosofía es inútil y perniciosa y que la verdad cristiana es incomprensible y absurda, sinrazón y motivo por el que hay que creer en ella; o bien, un tertuliano es alguien que concurre a una tertulia, siendo una tertulia (como todos saben) una reunión para conversar entre dos o más personas. Digo esto porque À Punt estrena (estrenó) un debate político («La Qüestió») al que acudirán como tertulianos periodistas especializados y expertos en la materia o cuestión, pero, valga la contradicción que diría el apologista, no tertulianos. Se sobreentiende que los responsables del debate quieren un programa «serio, profundo y riguroso» (¡ay!) y pretenden conseguirlo evitando la presencia de tantas cabras montesinas que invaden otras parrillas televisivas y que nos tienen socarrados (¡que levanten la mano los que no odian a Inda! ¿Nadie?). Con todo no es más que un propósito: tertuliano no es un sujeto sustantivo al que se puede no invitar, sino una adjetiva conducta, y hay mucho experto que se tira al monte y mucho periodista especializado... en morder yugulares y en gritar hasta la extremaunción: descansen en paz y «salvaje quien pueda» (Joan Verdú). En fin, como decía Josep Pla en el sobre de un azucarillo, «es más difícil describir que opinar... En vista de lo cual todo el mundo opina». Puta calle. ¿Otra?

M.P. Was here (in memoriam, J. Verdú) puta calle. ¿Otra?

Si quieres ser escritor no necesitas más que un lápiz y un paquete de folios, coraje y voluntad, si no es lo mismo. Sea cual sea el resultado de tu empeño, el éxito o el fracaso, y sea cual sea el valor con que los midas, en el camino de llegar a serlo ya lo habrás sido. Ser escritor no depende, pues, más que de la libertad, la voluntad y la capacidad de cada uno. Pero si quieres ser médico, además de todo lo necesario para llegar a ser escritor, folios y lápices incluidos, necesitarás del empeño de la tribu: inversiones, facultades de medicina, hospitales públicos y profesionales que te formen. Como requiere dinero público y voluntad política, el Estado debe regular la profesión y el acceso a ella en función de las necesidades de la tribu, necesidades que son el criterio de la oferta y la demanda. Digo esto porque, por muy razonable que sea el cabreo por la putada que les gastó Zaplana, la Universitat d´Alacant debería entender que a 10 kilómetros de donde hay una facultad pública de Medicina, no se justifica la creación de otra más que contribuya así a las alegrías de las privadas alentadas por el tertuliano Camps, sin otros motivos que los ideológicos (en su acepción malvada). En fin: más planes quinquenales y más planificación de la educación: en las últimas pruebas MIR algo más de la mitad de los que se presentaron se quedaron en la puta calle. ¿Otra?