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Gran marejada contra el PSOE

Era previsible. Al acabar septiembre, el primer mes tras las vacaciones, la luna de miel con el nuevo y bonito gobierno de Pedro Sánchez ha acabado. En parte es normal (el poder desgasta), pero el ruido es mayor que el esperado. Por dos razones.

Una, por el boicot al techo de gasto, primer paso para el presupuesto del 2019, de los dos partidos unidos de la derecha desunida. Que PP y Ciudadanos atacaran los defectos (muy probables) de unos presupuestos pactados con Podemos e intentaran derrotar ahí a Sánchez es lo normal en una democracia. Por el contrario, que se nieguen a discutir el techo de gasto y boicoteen en la mesa del Congreso la reforma de la ley de estabilidad de Cristóbal Montoro (que en el techo de gasto da al Senado el veto que no tiene en ninguna otra ley, incluida la presupuestaria), es mucho más discutible.

¿No se atreven PP y Cs a criticar en el debate el impuesto al diésel, el mínimo de un 15 % para las grandes empresas, la elevación del tipo máximo del IRPF y -lo principal- a poner en contradicción los objetivos europeos de las ministras María Jesús Montero y Nadia Calviño con los impulsos antieuro de Podemos? Increíble. Lo más probable es que quieran ahogar, de entrada y por todos los medios, al centro-izquierda. El PP ya lo intentó en el 2004 tras perder el poder cuando José María Aznar, que ya no era líder del PP, cuestionaba la autoría islamista del atentado de Atocha. Es malo que el PP no rectifique, es más raro que Cs -que quería ser un partido centrista y podía ser bisagra- haga lo mismo. ¿Le conviene a Albert Rivera, con poca base municipal, que las generales precedan a las locales?

Pero el bloqueo presupuestario no ha sido lo más ruidoso en una semana que empezó con las filtraciones de José Villarejo, un expolicía que haciendo servicios al Estado acumuló riqueza y al que la justicia ha acabado enviando a la cárcel. El excomisario, el mismo que aireó las acusaciones de Corinna sobre el rey emérito, ha filtrado ahora unas conversaciones de 2009 -cuando Villarejo era un policía respetable- que dejan en mal lugar a la ministra de Justicia. Chafardería y poco más si no coincidiera con un caso en la Audiencia Nacional que investiga la relación Villarejo-Garzón y si Dolores Delgado no fuera muy próxima al discutido juez, el que propulsó los casos GAL y Gürtel (contra Felipe González y contra Mariano Rajoy).

Sánchez mantiene a la ministra, dice que no cederá al chantaje de un corrupto y acusa a la oposición de seguir a las cloacas del Estado. Tiene razón, pero la democracia -González lo sabe bien- también es eso.

La oposición siempre acusa. Sin complejos. Alfonso Guerra aseguró que Adolfo Suárez era un tahúr del Misisipí. Ahora Okdiario -el digital del investigador Eduardo Inda- ha publicado que Pedro Duque tiene dos casas a nombre de una sociedad. No es lo mismo que lo de Màxim Huerta (y tantos otros) de facturar ingresos a través de una sociedad y tributar así menos que con el IRPF. Pero si Duque no ha pagado alquiler por el uso de esas casas -que no son suyas, sino de una sociedad- habrá incurrido en una irregularidad. Y la primera comparecencia del ministro, sincera pero poco convincente, deja muchas dudas. Y ayer ya tuvo que admitir errores.

No sé si es muy razonable que un astronauta como Duque -que no ha hecho oficio de la política- sea puesto en la picota, cuando acepta ser ministro, por algo que no es anormal y que un cargo de Hacienda me dice que es pecadillo de tercera. ¿Qué empresario o personalidad, que no tenga la política como medio de vida, aceptará ser ministro con el precedente de Pedro Duque? Es una pregunta válida, pero la democracia española es así. Y a Sánchez, que tan severo fue con Rajoy, tampoco le puede extrañar demasiado.

La derecha quiere asesinar ya al presidente del Gobierno que llegó al poder por una moción de censura que creen arte maligno. ¿Lo conseguirá? Todo está abierto, incluidas las encuestas. La del CIS -con el trabajo de campo antiguo- da una ventaja al PSOE en intención de voto -esta no manipulada porque ahí no hay cocina- de seis puntos sobre PP y Cs, la mitad que en la de julio. La de Dym para Prensa Ibérica -realizada tras la acusación de plagio a Pedro Sánchez- le da una ventaja en intención directa de cuatro puntos sobre el PP pero de sólo uno sobre Cs. Y en estimación de voto las dos colocan al PSOE en primera posición, la del CIS con un 30,5 % y la de Dym con un 26,5 %. Conclusión. El otoño será muy caliente. No tanto donde se temía -Cataluña- sino en Madrid.

Rebelión interna contra Merkel

Angela Merkel es cancillera de Alemania desde hace 13 años y ha gobernado tanto con los liberales como con los socialistas. Y en este tiempo, por su personalidad y por el peso de Alemania, se ha convertido en el pivote de la UE. No han sido buenos tiempos, pero su talante centrista e integrador -así como su fidelidad a la Alemania abierta de Konrad Adenauer y Helmut Schmidt- ha sido clave para que Europa no descarrilara por las presiones que el euro sufrió por la crisis económica.

Su relevancia se sintetiza en dos datos. Uno, ha sido una de las patas del directorio franco-alemán con cuatro presidentes franceses: Chirac, Sarkozy, Hollande y Macron. Dos, su matrimonio semiclandestino y de conveniencias con Mario Draghi salvó el euro.

Pero Merkel ha sido lo que ha sido porque ha sabido dirigir el grupo parlamentario de la CDU-CSU, algo o bastante a su derecha, sin demasiadas concesiones. Por ejemplo, en los rescates a Grecia. Portugal, Irlanda y España (el de la banca). Y para que el grupo parlamentario ‘digiriera’ su política ha sido clave durante estos trece años el líder en el Bundestag, Volker Kauder, que tenía esas funciones desde el 2005 y que era reelegido cada año sin ningún problema.

Pero la acogida al millón de inmigrantes del 2015-2016 agrietó la fidelidad del electorado a Merkel. Surgió Alternativa por Alemania, contraria a la inmigración, y en las elecciones del 2017 tanto la CDU como el SPD sufrieron un serio retroceso. Costó reeditar la gran coalición (en España siempre nunca fue posible) que en las últimas semanas ha atravesado dos crisis serias. Y en la CSU hay una deriva a la derecha porque teme perder la mayoría absoluta en las elecciones de Baviera del 14 de octubre.

En este clima, Kauder, apoyado por Merkel, ha perdido el liderazgo parlamentario frente a Ralph Brinkhaus, algo crítico con la ‘generosidad’ alemana con Europa. Le votaron 112 diputados frente a 125.

La rebelión interna contra Merkel ha tenido una primera victoria. Ahora todo queda a la espera de las elecciones de Baviera, pero si la gran coalición se acaba rompiendo -que puede pasar- Merkel no volverá a ser canciller.

Sería una mala noticia para Europa que -no sólo por los ataques de Donald Trump- no está en un buen momento. Y puede tener consecuencias para España, en especial si Italia se adentra en el disparate (su deuda se encarece cada día). Es un motivo de más para que en Madrid dejen de jugar al estúpido tiro al plato (al adversario) y para que en Cataluña se recuperara el ‘seny’.

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