El jueves pasado, el pleno del Ayuntamiento de València aprobó una modificación presupuestaria trascendental para la institución. A través de esta modificación presupuestaria, València pone fin al plan de ajuste al que nos sometió el gobierno central del Partido Popular. ¿Y por qué teníamos este plan de ajuste? En 2012, el Ayuntamiento llegó a sobrepasar los 1.000 millones de deuda. El gobierno municipal anterior del PP, en su estupenda gestión económica nos endeudó por encima de nuestras posibilidades, ellos que tanto presumen de gestionar bien la economía. La verdad es que no deja de ser sorprendente como la derecha, la política y la mediática, vende continuamente que la izquierda no sabe gestionar la economía mientras que ellos sí saben. El milagro económico, dicen.

Viendo como gestionaron la hacienda municipal de València, más que un milagro económico lo que provocaron fue un infierno en las cuentas. Se endeudaron para pagar saraos diversos, no controlaron el fraude fiscal que se cometía en nuestra ciudad por parte de una minoría -porque la inmensa mayoría de los vecinos y empresas pagan lo que toca pero siempre hay una minoría que no lo hace- y gastaron por encima de las posibilidades de la hacienda municipal. Resultado: un desastre económico con miles de facturas en el cajón por pagar. Esto provocó que el Gobierno central otorgara unos préstamos de más de 200 millones para pagar esta deuda pero a cambio, nos obligó a un plan de ajuste 2012-2022 para sanear las cuentas. Y no sólo eso: nos obligaba a no crear ninguna entidad o empresa pública, a tener un superávit presupuestario excesivo y a someternos a un control trimestral de nuestras cuentas, que implicaba dedicar un esfuerzo de personal muy importante para elaborar y enviar toda esta documentación al ministerio. Es decir, se nos cortó de raíz nuestra autonomía local en el área de hacienda.

Como colofón, todos los servicios públicos que prestaba el ayuntamiento sufrieron una merma general de presupuesto, de forma que los vecinos y vecinas de València notaron en sus calles, en su vida diaria, una pérdida de calidad de vida. Por no hablar de la merma de personal del ayuntamiento, ya que el gobierno anterior dejó de cubrir las jubilaciones ni tampoco convocó oposiciones durante años. ¡Así tenemos ahora las plantillas de policía local y bomberos, después de 10 años sin ni una sola plaza nueva de agentes!

Por eso, para el gobierno de la Nau, un objetivo prioritario desde mayo del 2015 era recuperar nuestra autonomía plena y por tanto, salir del plan de ajuste. En 2018 acabaremos el año con una deuda inferior a los 500 millones. Cuatro años antes de lo previsto salimos del plan de ajuste gracias a una gestión eficiente de los recursos públicos. En el primer mandato del gobierno presidido por el alcalde Joan Ribó hemos sacado a València del agujero económico en el que nos metió la derecha y hemos recuperado nuestra autonomía.