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Geografía e historia

Ahora son las instituciones flamencas -Flandes es la parte de Bélgica que habla una especie de alemán con pólipos de garganta - las que bendicen a Carles Puigdemont como paladín de la libertad de Cataluña. Mismamente como si se tratara del mahatma Ghandi, pero con tres comidas al día, o del padre de Sudáfrica, Nelson Mandela, sin haberse chupado ni un día de presidio. La geografía vuelve y lo hace para vengarse. Por eso es importante defender la integridad y salud del territorio: para mantener el escenario donde se desarrollará el drama. Que el teatro no pare.

Si se fijan en la geografía europea de jaleadores de la gesta descolorida de Puigdemont verán que se corresponde, punto por punto, con el berenjenal luterano que, como recuerda M.E. Roca Barea en su magnífico estudio Imperiofobia y leyenda negra, abrazaron a Martín Lutero para poder independizarse y no al revés. Flandes era una parte tan legítima del imperio de Carlos V como los principados alemanes -Alemania no existía- o la corona de Aragón, por citar dos ejemplos. La pionera fue Inglaterra que rompió con Roma para poder navegar por su cuenta. Por cierto, entre las líneas estratégicas del Reino Unido, aún hoy, está el no permitir, de ninguna manera, que deje de trompetear el mosquito neerlandés y que nunca haya un solo Estado en la península ibérica, motivo más que suficiente para tratar de construirlo con todo nuestro afán, inteligencia y respeto por la diversidad.

Siempre he dicho y lo mantengo que a lo más que podría aspirar una Cataluña independiente es a protectorado de Inglaterra o de Francia. No es que yo sea vidente, es que ya ha ocurrido otras veces. Inglaterra vendió Cataluña a los Borbones, que ya es mala leche, y cuando Napoleón invadió España convirtió a Cataluña en una república donde, cosa extraordinaria en sus usos, el catalán era cooficial con el francés. Viejas historias, si, pero que no nos den lecciones ingleses, flamencos o alemanes: comparados con su quema de brujas y su persecución de católicos, nuestra Inquisición estaba dirigida por intelectuales liberales de la costa este.

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