Informa la prensa internacional de la difusión de un vídeo interno de Google en el que se especula sobre el futuro de una humanidad totalmente programada.
El vídeo, publicado en el portal tecnológico de The Verge, bajo el título de "The Selfish Ledger" (traducible como "el libro mayor egoísta), comienza con un repaso a las teorías de la evolución y se pregunta por su extensión desde la biología a la esfera digital.
El título alude claramente al título del libro del etólogo y biólogo evolutivo británico Richard Dawkins "El gen egoísta", que propone el gen como la unidad evolutiva fundamental.
Ese libro mayor contendría toda suerte de datos relativos al individuo, datos relacionados con sus propiedades genéticas, su salud mental y física, sus relaciones, preferencias y decisiones, todos ellos en él debidamente almacenados.
Cuantas más informaciones se haya conseguido reunir sobre el individuo - su salud, sus enfermedades, sus pautas de comportamiento, la forma de enfrentarse a los distintos retos, más acertadas serán las decisiones que aquél tome en el futuro.
Los éxitos o fracasos en la vida de un individuo, debidamente clasificados y cuantificados, ayudarán a otros a resolver sus problemas, ya sean psíquicos, como las depresiones, por ejemplo, o puramente físicos.
¿Podrá hablarse de libre albedrío en el futuro o, de llevarse a cabo lo que propone uno de esos aprendices de brujo de Silicon Valley, nos convertiremos en una especie totalmente programada en un escenario futuro que da miedo de sólo pensarlo?
La propia empresa se ha distanciado del contenido de ese vídeo explicando que se trata de puras especulaciones destinadas sólo a provocar un debate sobre la inteligencia artificial y la seguridad de los datos personales.
Pero tal vez no sea nada equivocado pensar que se trata sólo de la evolución lógica de un proceso inquietante que comenzó hace ya tiempo y que cada vez gobierna de modo más preocupante nuestras vidas.
Un proceso mediante el cual se trata de convertir al individuo en un ser incapaz de decidir por cuenta propia, algo así como un eterno menor de edad que se limita a seguir las instrucciones que le llegan.
Instrucciones basadas en los propios datos que él mismo habrá aportado como habrán hecho tantos a una industria que no sólo pretende lucrarse a costa nuestra sino que aspira a llevarnos a un mundo feliz que será en realidad sólo una pesadilla.
