La línea férrea de Sagunt a Zaragoza siempre se ha caracterizado por tener un trazado sinuoso, debido a los parajes que atraviesa. Pero también por la falta de inversión en su mantenimiento y modernización, y el desprecio de las diferentes administraciones que han reducido, cada vez más, el ya precario servicio ferroviario. Este proceso desencadenó hace décadas la despoblación de las zonas rurales, algunas estaciones solo tienen un convoy al día, y la mayoría están cerradas, lastrando el servicio, la regularidad y acabando casi por completo con el tráfico de mercancías.

Hace solo 30 años, y en unas condiciones pésimas en cuanto a la infraestructura y el material rodante, circulaban por esta línea más de 40 trenes al día, entre mercancías y viajeros. Hoy, apenas pasan tres trenes por sentido al día, más cinco cercanías desde Sagunt a Caudiel, junto con algún tren de mercancías en frecuencias semanales. Por desgracia, la estrategia de deteriorar el servicio y la línea, como excusa para su cierre o privatización, es un caso recurrente en los últimos 35 años en el panorama político, y antesala para proponer infraestructuras con escasísimo uso y un coste elevadísimo que acaban matando social, económica y medioambientalmente las comarcas que atraviesa.

Históricamente, esta línea y sus comarcas han sido de las grandes olvidadas,. Es de justicia mejorar el servicio y la infraestructura, pero racionalizando los recursos y dando a la ciudadanía lo que realmente necesita, sin ofrecerles una alternativa que empeorará de manera práctica su movilidad, y solo beneficiará a las grandes constructoras.

Mañana 7 de octubre tendrá lugar una manifestación en València, convocada por organizaciones vecinales y empresariales, así como la plataforma Teruel Existe. En ella se pide de manera genérica una serie de reivindicaciones, que son incontestables, pero, totalmente desproporcionadas y faraónicas, en cuanto a la manera de llevarlas a cabo.

La propuesta de corredor Cantábrico-Mediterráneo que se plantea comunicaría Teruel y Sagunto construyendo una nueva infraestructura, con doble vía electrificada, y en ancho europeo, de alta capacidad, a velocidades de 250 km/h. Esta vía estaría construida en gran medida sobre largos viaductos y túneles, deteriorando los parajes por donde pase de manera irreversible, dejando a las localidades intermedias entre Teruel y Sagunto sin servicio, impidiendo la intermodalidad con la bicicleta. Además, todo ello a un coste económico totalmente desproporcionado para el tráfico actual y futuro, teniendo en cuenta, incluso, la mejor de las previsiones.

Por tanto, desde CGT y diferentes colectivos sociales y de defensa del medioambiente, se plantea una alternativa mucho más sostenible, actuando de una manera proporcionada, corrigiendo curvas y puntos conflictivos que ralentizan los tiempos de viaje, para instaurar velocidades entre 160 y 200 km/h, electrificando totalmente el trazado, sin un desdoblamiento innecesario dada todavía la gran capacidad de aumento del tráfico, muy lejos del colapso futuro, tal como se pretende hacernos creer, todo ello bajo premisas racionales de optimización de los recursos y de las infraestructuras ya existentes. No caigamos en la trampa de la falsa modernidad, no reivindiquemos acercar la capital de Teruel a costa de sus pueblos y comarcas; una rehabilitación coherente nos beneficia a todas, pero las grandes infraestructuras, solo a unas pocas€ El futuro debe ser sostenible, o no será.