Ante lo acontecido en Mallorca lo normal siempre es preguntarnos qué ha fallado, y lo habitual es que cada cual busque la culpa o causa que más le convenza o convenga. Resulta muy cómodo echar toda la culpa a la precipitación, 228 mm en pocas horas es mucha lluvia y los responsables políticos ya han dicho que eso no hay cauce que lo soporte. Alguna prensa de Madrid, basándose en un "un estudio de probabilidad hecho a toda prisa por AEMET" (es literal), cuentan que eso pasa como media cada 1.000 años, que es excepcional. Es fácil, en ese contexto, añadir que eso no había pasado nunca antes y que el calentamiento global antropogénico es el responsable de que estos extremos vayan a más. Es algo bastante cómodo para el responsable político y para una buena parte de la opinión pública, porque el responsable es algo difuso, el CO2, la falta de compromiso de las grandes potencias en la reducción de gases de efecto invernadero, etc. No hay un responsable claro. Pero no, estos hechos pueden ir a más en el contexto del calentamiento global, pero lo ocurrido es un fenómeno recurrente en todo el entorno mediterráneo y bien documentado en épocas pasadas, eso sí, con menos gente viviendo en espacios de riesgo. Calcular periodos de retorno tan grandes, con series estadísticas tan cortas, en un entorno de pluviometría tan irregular, es algo absurdo y sirve para eximir de responsabilidad legal a todo tipo de técnicos y cargos políticos. En ese caso AEMET, y sus avisos o no avisos, se convierte también en objetivo del ataque. Es cierto que sólo había un aviso amarillo, es cierto que se declaró un aviso rojo por fenómeno observado, es decir, a toro pasado, que no sirve en lo meteorológico, y sólo puede ser útil en lo hidrológico o en la protección civil post-desastre. No obstante, es imposible predecir con exactitud un fenómeno de esa envergadura y localización tan puntual, ningún modelo puede hacerlo. Es posible, eso sí, y para eso puede que falten medios humanos y técnicos y un servicio descentralizado en AEMET, que alguien vigile las imágenes de satélite y el radar de precipitación, e incluso las acumulaciones que se iban dando en algunos pluviómetros, para reaccionar con un cambio de color del aviso. Al final, no obstante, la mejor estrategia es la prevención territorial. Debes saber que si estás cerca de un cauce se puede desbordar, qué importa cada cuantos años, y te puede llevar por delante y, si no eres capaz de eliminar la urbanización incorrecta ya consolidada, ni de desviar el cauce antes de que entre en el núcleo urbano, ten advertida a la población de que eso puede pasar. El riesgo cero no existe pero sí los mecanismos para minimizarlo al máximo, y estos son múltiples, como múltiples son las causas de estas inundaciones recurrentes, que a modo de lotería indeseable van tocando todos los años a distintos territorios.