En una semana tan solemne, con el otoño encima, el aire fresco y fragante que respirábamos hace tan solo unas semanas los que vimos «La casa de las flores» vuelve con el anuncio de una segunda temporada para el año que viene y una tercera en 2020.
El revival de las telenovelas latinoamericanas que triunfaron a finales de los ochenta adaptadas al lenguaje audiovisual y la sociedad actual se encontró con un nuevo público que no sabe quienes fueron Jeannette Rodríguez y Carlos Mata, la pareja de las venezolanas «Cristal» y «La Dama de Rosa». Estos culebrones irrumpieron en las sobremesas haciéndose un hueco en las parrillas que todavía hoy persiste con producciones nacionales. Qué recuerdos de adolescencia aquella Gabriela Suárez vengativa creada por Boris Izaguirre al estilo del Conde de Montecristo, con fuga de la cárcel incluida. Tampoco recordarán a una joven Verónica Castro en «Los ricos también lloran», que se emitió en 120 países.
La actriz mexicana hizo pública su intención de no continuar interpretando a la propietaria de la florería, aunque quizás cambie de opinión. La duda se incorpora a la promoción de los nuevos episodios: «¿Dónde estás, Virginia de la Mora? Hay muchos secretos que te quiero contar», dice esa voz en off marca de la casa que tanto recuerda a «Mujeres Desesperadas», su gran referente desde la mismísima cabecera. Para los seguidores de aquellas amigas y vecinas de Wisteria Lane, el fantástico piloto recuerda irremediablemente al suicidio de Mary Alice que se convertía en el fantasmagórico narrador omnisciente. En la historia dirigida y creada por Manolo Caro es la amante del padre quien se cuelga entre las flores en plena celebración familiar cansada de soportar la doble vida de Ernesto y tantas mentiras: «Es hora de decir la verdad», se escucha, y suena «Me colé en una fiesta», el adorable tercer sencillo de Mecano. Otra canción española que no pasa desapercibida es «A quién le importa» de Alaska y Dinarama, protagonista de la gran escena musical de la salida del closet del chico de la casa.
La serie del verano convirtió en un fenómeno a Paulina de la Mora, la mayor de los tres hermanos, con su forma entrecortada de hablar separando las sílabas demasiado, dicen las malas lenguas que por tomar demasiados antidepresivos sin receta. Sea con esta peculiar cadencia o con la de los personajes de «Élite», se escucha el acento latino en plataformas globales como Netflix.
