Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Julio Monreal

Sonrisas y lágrimas por una encuesta

Dónde hay que firmar?», contesta revolucionado un alto cargo del Bloc (Compromís) a quien le pregunta por la encuesta de intención de voto publicada por Levante-EMV este 9 d´Octubre. Y eso que la consulta depara a los nacionalistas un leve retroceso.

Las caras de los responsables políticos van por barrios tras la difusión de los datos del sondeo de InvestGroup. Sonrisas de oreja a oreja entre los socialistas ante la perspectiva de pasar de 23 a 33 diputados en las Corts y desbancar al PP como fuerza más votada tras 23 años de desierto; felicidad indisimulada en Ciudadanos por subir de 13 a 19 escaños y situarse muy cerca del PP; incredulidad en los populares por el severo retroceso de 31 a 22 parlamentarios; alarma en Podemos por el vaticinio de la pérdida de la mitad de su representación, de 13 a 7; y división de opiniones en Compromís, donde unos se alegran por ver consolidados los mejores resultados de su historia, obtenidos en 2015, y otros lamentan un escenario que no les vale para hacerse con la Presidencia de la Generalitat en una segunda legislatura botánica. La botella medio llena o medio vacía.

Hasta que lleguen las elecciones autonómicas, la batalla va a centrarse en el liderazgo. El presidente Ximo Puig recibe como un bálsamo las conclusiones de ésta y otras encuestas de opinión que reflejan el trabajo que él ha desplegado por presentarse ante la sociedad como un dirigente centrado y centrista, a quien no salpican las polémicas que su gobierno genera, ya sea en el ámbito sanitario (Carmen Montón) o en la faceta educativa (Vicent Marzà). Muy al contrario, él aparece siempre como el político que modera las actuaciones más contestadas de sus consellers y conselleras, y recibe directamente el reconocimiento de los agentes sociales, tanto del líder de la patronal, Salvador Navarro, como de los principales dirigentes sindicales por su liderazgo a la hora de reclamar una mayor financiación estatal y un incremento de la inversión del Gobierno de España en la Comunitat Valenciana, en un porcentaje total no inferior al 10 por ciento. Además de su trabajo como líder y moderador, Puig y los socialistas valencianos se benefician de la presencia de Pedro Sánchez en la Moncloa, de su notoriedad en el poder y del impulso inicial de su Ejecutivo, aunque la ola va perdiendo altura cada día y por eso los suyos animan a Puig a adelantar las elecciones autonómicas cuanto antes. Hay una nueva relación entre Puig y Sánchez, alimentada por el pragmatismo y el interés común. Atrás quedaron los días en que el presidente valenciano dimitía como miembro de la ejecutiva federal del PSOE para forzar la salida del entonces líder socialista español. También se tiraron los pelillos a la mar por los desaires que el hoy presidente infligía al inquilino del Palau de la Generalitat por su declarado «susanismo». Hoy los dos líderes hablan, sonríen, comparten espacios. Sánchez viaja al 9 d´Octubre y Puig obtiene en Moncloa la promesa del 10 % de las inversiones estatales, más el reconocimento expreso a las políticas del Botànic, que en Madrid hacen suyas y plasman en un pacto de legislatura con Pablo Iglesias y Podemos. Ese acuerdo está llamado a pacificar las tormentosas relaciones entre socialistas y morados. Y puede acabar teniendo una repercusión directa en la política valenciana. La vicepresidenta Mónica Oltra suspira por una alianza electoral con Podemos que pueda convertirla en presidenta si la suma de ambos supera en escaños al PSPV-PSOE, pero con las últimas encuestas en la mano no salen las cuentas, y los que han formalizado ya una alianza son los del puño y la rosa con los de Iglesias, un convoy al que Compromís tendrá que sumarse aunque ahora se estén haciendo los interesantes con sus cuatro escaños en el Congreso. Su voluntad de negociar su apoyo a los presupuestos del Estado enmienda el error que cometieron el año pasado al negarse a entrar en conversaciones con Mariano Rajoy. No tuvieron tantos remilgos ideológicos los nacionalistas vascos y canarios, que convirtieron sus votos en proyectos, servicios, luz más barata y hasta dinerito contante y sonante. Y luego echaron a Rajoy.

Dice la encuesta de Levante-EMV que el PSPV-PSOE sube gracias a transferencias de votos de Compromís, Podemos, Ciudadanos y hasta del PP. ¿De dónde recibe apoyos la coalición nacionalista? De los suyos, los que les votaron en 2015. Tienen el electorado más fiel, el más convencido y militante, pero no es suficiente. En tres años y medio no han logrado ganar espacio electoral por ningún lado. Parecía que Mónica Oltra se iba a merendar a Puig y a los socialistas en unos meses, pero no ha avance sino estancamiento e, incluso, un leve retroceso.

Sin duda, las expectativas electorales y la política de alianzas serán materia de reflexión y debate en la reunión del Consell General de Compromís que ha de celebrarse a petición de un grupo encabezado por el alcalde de Sagunt, Quico Fernández. Hace tres años que no se convoca y tienen mucho que analizar.

Compartir el artículo

stats