Hace medio siglo que el beatle Ringo Starr ponía voz al delicioso Yellow Submarine, que imaginaba una vida feliz a bordo de un submarino viajero. No recuerdo que desde entonces se haya hablado tanto del color amarillo, y es seguro que aquel sumergible no fue pintado en un astillero catalán.

Curioso color el amarillo, asociado a múltiples sensaciones y emociones; algunas positivas, otras no tanto. Está vinculado a la sabiduría y a las más altas jerarquías en Oriente, mientras que en la historia de Occidente se ha usado como señal de enfermedad y epidemias, e incluso como signo de repudio. El azufre que inunda los siempre temidos infiernos lleva ese color...

Para el mundo del toreo el amarillo es el color del mal fario, y muchos maestros de la tauromaquia lo esquivan. Se cuenta que Molière murió vistiendo ese tono, por lo que también se tiende a evitar en el teatro.

Mezclar el amarillo con otros colores ofrece resultados curiosos que, llevados al mundo de la política, pueden tener una notable carga simbólica. Por ejemplo, unido al violeta podemita produce tristes tonos grisáceos. Su fusión con el rojo, en cambio, nos sorprende con el naranja, antagonista estos días del amarillo, al ser el que se identifica con Albert Rivera y Ciudadanos.

El rojo ha dejado de poseer la carga histórica y emocional de los últimos 80 años en nuestro país y está siendo utilizado por unos y por otros para rodear al amarillo como forma de responder a la propaganda separatista. En la Comunitat Valenciana, a pesar de que el Bloc, socio principal de Compromís, hace una apuesta clara por el nacionalismo, no se prodigan de momento los lazos amarillos. Podría atribuirse parte de esa circunstancia al freno establecido por Mónica Oltra, líder visible de Compromís, que sabe lo que cuesta llegar al poder y lo fácil que puede ser perder adeptos por una cuestión de colores.

Tal vez por eso, Águeda Micó, Enric Morera, Fran Ferri, Jordi Sebastià, Marta Sorlí, Vicent Marzà... por citar sólo a algunos responsables del Bloc, tratan este tema con la boca pequeña y seguramente mordiéndose la lengua. ¿Qué piensan de los sueños de Carles Puigdemont, que seguro que más de uno comparte en la intimidad?

Veremos si con los resultados de las elecciones del próximo mes de mayo en la mano y en función también del sesgo que tomen los acontecimientos en Cataluña, el dique de Oltra se mantiene o se derrama definitivamente el amarillo embalsado del Bloc por parte de nuestra comunidad.