Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Estado es de todos

El mundo, tal como lo conocemos, es más complejo que cabrón. Con frecuencia es cabrón por complejo. Por ejemplo, nosotros seguimos vendiéndole a Arabia Saudí armas pequeñas y grandes, corbetas y misiles inteligentes operados por camelleros tarados. Incluso tuvo que salir en la tele el inteligente Josep Borrell, que no es un misil, a lanzar su gansada de ordenanza. El misil es apropiado, dijo, porque va a donde le mandan y sólo mata a quien dice el programa. Claro que, a veces, el programa dice: aniquilen el colegio de niñas. Se llama estrategia del terror y los saudíes saben de eso que de su tierra salieron la mayoría de los suicidas del 11S, el EI, los talibanes y la guerra en Yemen.

Habría sido mejor que reconociéramos que Arabia nos asegura unos ingresos y unos puestos de trabajo de los que, de momento, no podemos prescindir. Jode pero curte. En la izquierda hay demasiada buena alma que, como decía el valiente laboralista Albert García Esteve, «habla como si llevase en el bolsillo el acorazado ´Aurora´». Conciencia del límite y del alcance (del misil). De hecho, uno de los hechos más misteriosos del momento político es la evaporación, en Italia, del Movimiento 5 Estrellas deglutido por el fascista Matteo Salvini, pero el Bloco d´Esquerda juega un papel muy positivo en Portugal y Pablo Iglesias ha reducido al mínimo sus pendencias con el PSOE.

El reciente abucheo al presidente Pedro Sánchez en el desfile de la cabra -que también sufrieron Felipe y Zapatero, pero no Aznar ni Rajoy- demuestra que estos incontrolados, tan sujetos a control que pedían elecciones anticipadas ya, consideran que el Estado con todo lo que lleva dentro, incluidas las Fuerzas Armadas, les pertenece. De hecho, le gritaron «¡Okupa!» al presidente, lo que da una idea de la apropiación indebida y del rancio abolengo democrático de sus convicciones. Habrá militares francamente mosqueados. Dan ganas de decir: con vuestro pan os lo comáis. Sería un error grave. El Estado es de todos: ahora sólo hay que conseguir que el aserto responda a la realidad.

Compartir el artículo

stats