Hoy 24 de octubre es el Día Internacional contra el Cambio Climático y las voces que se alzan pidiendo que se combata son múltiples y diversas. Por citar algunas representativas, el economista y premio Nobel Paul Krugman afirmó en otoño de 2016 que «no hay ningún otro asunto tan importante como éste, y pasarlo por alto sería una irresponsabilidad casi criminal». Hace un año, más de 15.000 científicos de 184 países firmaron la Advertencia de la Comunidad Científica Mundial a la Humanidad: Segundo Aviso, donde alertan que las tendencias de las 9 variables ambientales medidas, siendo la primera de ellas el cambio climático, han empeorado de tal modo en los últimos 25 años que existe grave riesgo para la supervivencia humana. El papa Francisco publicó en 2015 su encíclica Laudato Si´, dedicada a la crisis ambiental planetaria y el Grupo Español de Crecimiento Verde envió el pasado mes de abril un manifiesto a Mariano Rajoy encomiándole a «la necesidad de abordar de forma ambiciosa el proceso de descarbonización de la economía española».

Resulta evidente que la voluntad política es imprescindible para que el cambio de modelo sea posible. Fue la voluntad política la que desarmó el sector español de energías renovables y la que prohibió el autoconsumo en los hogares españoles implantando el impuesto al sol. Y ahora, otra voluntad política, la del gobierno de Pedro Sánchez, ha revocado esas dos nefastas decisiones. Para alcanzar en 2050 la descarbonización total de la economía española se están redactando la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que constituirán la hoja de ruta y donde la transición justa va a cobrar un protagonismo primordial, para «facilitar respuestas anticipadas a los trabajadores y comarcas más intensamente afectadas por el cambio de modelo», en palabras de Teresa Ribera. El modelo de economía lineal será sustituido por el de economía circular en la que el ecodiseño, la ecoinnovación y la reintroducción de residuos y subproductos como materia prima de otros ciclos productivos contribuyan de forma decisiva a la mitigación del cambio climático. La nueva Estrategia de Economía Circular pondrá énfasis en las fases iniciales de los procesos productivos, porque es ahí donde más se precisan trabajadores cualificados y donde ambientalmente resultan más eficaces los cambios introducidos.

Como no podría ser de otro modo, en nuestra comunidad existe una voluntad política clara y decidida de avanzar en la senda de la sostenibilidad ambiental para garantizar el desarrollo humano, y con esa intención el presidente Ximo Puig anunció un pacto valenciano por la economía circular - cuando Rajoy todavía estaba en el gobierno- y que se incluye en la Agenda 2030 de los ODS que enmarcan el Pacto del Botánico. En palabras de la ministra Ribera, «estamos en un estado de emergencia global, no podemos quedar al margen de este proceso de cambio porque tenemos mucho que ganar y no queremos que en un futuro [€] digan de nosotros que pudiendo hacer cosas, decidimos no hacerlas».