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Los abuelos en la crianza de los nietos

En esta sociedad es frecuente que los abuelos estén presentes en las vidas de los nietos. Tradicionalmente en las regiones con emigrantes, se convertían en los familiares que tomaban la responsabilidad principal de los cuidados. En la actualidad en muchas familias comparten la ayuda y colaboración de la crianza. Son los abuelos, en una relación cercana y cariñosa, quienes están encargados de ayudar a los nietos a ir a clases, a entrenamientos, y en casa para la higiene, alimentación y cuidados.

Los padres con un horario laboral exhaustivo necesitan de los abuelos, tienen la confianza puesta en ellos y así entre abuelos y nietos forman un equipo que se beneficia mutuamente. Para los abuelos tiene importantes beneficios, siempre que no sea muy agobiante; se sienten útiles ya que lo toman como una actividad importante. Es otra forma de poder compartir su afectividad, su amor. La interacción cercana aumenta la secreción de serotonina y oxitocina, neurotransmisores del bienestar. Y estas relaciones afectivas son protectores contra la depresión.

Abuelos con la oportunidad de volver a ser niños, compartiendo momentos de juego y diversión y olvidando su lado más exigente de la época de padres, donde las normas y la preocupación por educar a los hijos les conducía a mantenerse más estresados y rígidos. Son transmisores de la historia familiar, cuentan las vivencias de su pasado, tanto de sus padres cuando eran pequeños, los bisabuelos, como otras historias más recientes como la niñez de sus hijos. Y todo el conjunto de vivencias va generando un amor especial. Se sienten más activos y participativos y mantienen sus capacidades mentales con una dinámica saludable. Los nietos les ayudan a estar más actualizados en tecnología, y conectados socialmente. Les convierten en sus interlocutores contando a veces secretos que no comparten con sus padres, unas veces por considerarse mejor comprendidos y otras para evitarles disgustos.

Los abuelos aportan a las vidas de los nietos una afectividad más estable, tanto en sus aspectos emocionales como en su contexto vital, sin grandes novedades. Los niños a veces, tienen que afrontar cambios muy drásticos en sus vidas, como el hecho de la separación de sus padres. Y es frecuente que con la separación o divorcio, acaben viviendo con la nueva familia política de uno y de otro. De ahí que con los abuelos sea la relación más estable convirtiéndose en el hogar de referencia mantenido en el tiempo. También les transmiten experiencia y su sabiduría de la vida, con la facilidad de filtrar los hechos en perspectiva, explican los desafíos que fueron superando a lo largo del tiempo y les ayudan a desdramatizar las contrariedades que los pequeños sufren.

A su vez son transmisores de valores y cultura, les cuentan sus experiencias y les motivan y dan estímulo para conseguir un desarrollo emocionalmente más equilibrado, siempre que la relación sea positiva. Participan en las celebraciones de la familia y disfrutan juntos del ocio. En investigaciones sobre accidentes de tráfico, según la revista Pediatrics, cuando los conductores son los abuelos, hay un 50 % menos de accidentes.

A veces por la presión del trabajo y el estrés vital, los padres pueden sufrir depresión, ansiedad y obsesiones, entre otras enfermedades psicológicas, lo cual les genera importantes ausencias emocionales con los hijos. Y en esos casos el soporte emocional proviene de los abuelos, que en general a los nietos les dan su apoyo y seguridad, comprensión, amistad y sobre todo amor incondicional.

Muchas personas adultas expresan los buenos recuerdos de su relación con los abuelos, y cuentan con satisfacción todo lo que aportaron a sus vidas, y valoran especialmente el fuerte vínculo afectivo y emocional que se creó entre ellos. Muchos de los valores desarrollados durante su vida fueron herencia de los aprendidos con los abuelos.

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