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El endeudamiento en dólares es un problema para el resto del mundo

El fuerte endeudamiento en dólares, al que puede recurrir sin problemas Estados Unidos, no es necesariamente bueno para el resto del mundo.

Muchos países se endeudaron masivamente en esa moneda cuando los intereses tocaban fondo, pero cuando esos suben, como ahora en EEUU, se las ven y se las desean para devolver lo que deben.

La fuerte dependencia de la moneda estadounidense reduce el margen de maniobra de los países que, a diferencia de Estados Unidos, carecen de la capacidad de imprimir esa moneda.

Es algo que afecta negativamente tanto a empresas como a gobiernos del llamado "Sur global", países en vías de desarrollo que carecen además de un gran mercado interno.

Tan pronto como la Reserva Federal estadounidense eleva los intereses, lo que se traduce en una apreciación inmediata del dólar, los capitales que afluyeron a esos países, los abandona tan rápidamente como entraron.

Es cierto, reconoce Kai Koddenbrock, profesor de la Universidad alemana de Osnabrück, que desde la crisis asiática, muchos países crearon fuertes reservas en dólares, lo que aumenta su capacidad de resistencia, pero es un dinero que, sin embargo, no puede invertirse de modo productivo.

Los ciclos financieros y de capitales tanto globales como nacionales están ya tan "sincronizados" que hasta el Fondo Monetario Internacional, prestamista de última instancia en ese tipo de situaciones, parece ver un problema en la dependencia del dólar.

Ello explica, según Koddenbrock en un artículo que publica en el diario alemán FAZ, que fuera de Estados Unidos se abogue cada vez más por una reforma fundamental del sistema monetario.

Así, por ejemplo, son muchos los que en Europa apuestan por fortalecer la posición de la moneda común frente al dólar estadounidense.

Conviene no olvidar que con la creación del euro, Francia quiso matar dos moscas a la vez: debilitar la posición de Alemania en la jerarquía monetaria europea y oponer al dólar una moneda fuerte europea.

El problema es que no le salió bien la jugada: Alemania ha salido doblemente beneficiada por su condición de puerto seguro para los bonos del Tesoro y por un euro relativamente débil que ayuda a sus exportaciones.

Y todo ello sin conseguir lo que perseguía el presidente francés de entonces, Valéry Giscard d´Estaing, que era acabar con el dominio absoluto del dólar en las transacciones internacionales.

El 62 por ciento del endeudamiento global y el 56 por ciento de los créditos internacionales siguen estando denominados en dólares.

Con el ultranacionalista Donald Trump en la Casa Blanca, el dólar no es ya sólo un "privilegio exorbitante" de EEUU, sino al mismo tiempo un arma con la que ese país trata de disciplinar o castigar a otros, incluso a sus aliados.

Un ejemplo de esto son las amenazas a bancos y empresas de aquellos países que no se sumen a las sanciones que Washington ha decidido imponer a Irán tras abandonar caprichosa y unilateralmente el pacto nuclear con ese país.

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