Es necesario conocer el perfil vertical de la humedad relativa dentro de la troposfera junto con el perfil térmico para realizar las previsiones meteorológicas y tener un grado de acierto elevado. Para conocer el perfil termohigrométrico de la troposfera aún se usan los radiosondeos, pero en los últimos años la nueva generación de satélites y el LIDAR (técnica de teledetección óptica) también permiten conocer cómo es el perfil de la temperatura y la humedad en un lugar determinado de la superficie terrestre. En situaciones de fuerte estabilidad, y en la época fría del año (finales de otoño e invierno) se observan importantes inversiones térmicas que pueden perdurar durante todo el día en el interior de los continentes. Esto implica que el aire sea frío y húmedo en los valles y hondonadas y en cambio en las montañas y zonas elevadas de la troposfera el aire es relativamente cálido y seco. Este colchón de aire cálido y seco impide que se produzcan ascensos verticales, no tenemos inestabilidad atmosférica sino estabilidad, por lo que no tendremos precipitaciones, con la excepción de las nieblas lloronas o las nieblas con temperaturas negativas que generan unas nevadas muy débiles. En cambio en verano al mediodía en superficie el aire es relativamente húmedo pero muy cálido y en niveles troposféricos elevados llega aire húmedo y frío en la troposfera elevada (500 hPa), pero a 700 hPa hay una capa de aire seca, esto favorece la convección y la formación de tormentas. Cuando el perfil higrométrico es húmedo en toda la troposfera se producen lluvias de gran duración y una intensidad no demasiado elevada.