Ni rebelión, ni secesión, sonarse los mocos con la bandera española debería estar penado con la pena capital. Es lo que más de una persona habrá pensado tras el último y polémico sketch de Dani Mateo en el Intermedio, el programa de sátira que cada noche agita las conciencias de medio país con sus incómodas entrevistas, parodias y chistes de todo tipo.

Volvemos otra vez al enrevesado debate sobre la libertad de expresión, o mejor dicho en este caso, sobre los límites del humor. También a las ofensas de siempre por parte de los de siempre, con las mismas bromas e idénticas consecuencias, la violencia y acoso contra el bufón, que se atreve a hacer burla con lo más sagrado, esta vez, un trozo de tela que simboliza el trozo de tierra en el que nuestra madre nos parió, básicamente.

Quemar la bandera americana no es delito en EEUU, país conocido por su ostentación patriótica y pasado imperialista, que ampara este acto en el derecho a la libertad de expresión. Sin embargo, en España el artículo 543 del Código Penal continúa tipificando como delito de ultraje las ofensas "de palabra, por escrito o de hecho" a España, castigado con penas de multa de siete a doce meses.

Dani Mateo no ha quemado ninguna bandera española, ni creo que se le pueda imputar ningún delito de ultraje, en absoluto. Un sketch satírico en un programa de televisión no es más que eso, humor. Como valenciano, si tuviéramos que andar con ojo cada vez que bromeamos, tendrían que prohibir la fiesta fallera, máxima expresión del ingenio, sarcasmo y caricaturización de los vicios y manías que nos envuelven, declarada patrimonio de la humanidad.

El problema con las banderas, himnos y fronteras es creer que son más importantes que las personas, sus derechos y su bienestar. Comprendo a quienes hayan podido molestarse, pero no que no lo hagan cuando la desigualdad, la xenofobia o el machismo siguen asolando al mundo, cuando tras una bandera se esconden las vergüenzas, o se hace llamar patriota quien defrauda a Hacienda y corrompe lo público. Y no hace ninguna gracia.