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Alfons García03

Justicia y bandera

Para Stefan Zweig, uno de esos viejos sabios en blanco y negro, solo el apátrida puede considerarse un hombre libre. En un país como este donde las banderas causan tanto escándalo, los hombres libres deben contarse con los dedos de una mano. Patria y símbolos pesan demasiado en una España que algunos parece que no quieren que escape del bucle identitario en el que el independentismo catalán la incrustó. Y ya va siendo hora. Mientras nos envolvemos en paños identitarios, la justicia va a la suya y da la razón a la banca en el caso del impuesto a las hipotecas. Esa es su bandera. En días como este es más necesario que nunca morderse la lengua, porque seguro que uno cae en la demagogia cuando seguro que el Supremo está cargado de razones para rectificarse a sí mismo quince días después. Seguro que el poderoso dinero no tiene la razón por ser poderoso, sino porque lo merece. Seguro que no vendrá dentro de unos años un tribunal de Estrasburgo a enmendar la plana. Y si pasa, nadie buscará la bandera de la justicia para sonarse con ella. A que no.

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