La presencia ayer del rey Felipe VI en la ceremonia de entrega de los Premios Rei Jaume I en la Lonja de los Mercaderes de Valencia le otorga, con su constante apoyo, el máximo nivel institucional por lo que debemos sentirnos muy orgullosos y agradecidos. Los protagonistas han sido los seis premiados de la convocatoria de 2018 que ven reconocida por la sociedad española los méritos que acompañan a sus contribuciones a la ciencia y al emprendimiento desarrolladas en su mayor parte en España donde es más difícil que en muchos otros lugares. En sus figuras encontraremos el rumbo que debe guiar el futuro de España. Una sociedad más justa y fuerte construida sobre los dos principales pilares que soportan su estructura: el conocimiento científico y su extensión al sistema educativo por una parte y la empresa como mecanismo de generación de riqueza y actividad con las que colmar las aspiraciones de la sociedad.

Este año los Premios RJI cumplen 30 años de trayectoria fruto del impulso personal de Santiago Grisolía y de su capacidad para convocar a su proyecto a excelentes jurados, grandes benefactores y extraordinarios candidatos. Hoy, los premios navegan con su propio impulso y entre sus grandes méritos figura que se trata de un proyecto colectivo que no pertenece a ninguna entidad o institución con nombre propio, sino a toda la sociedad valenciana y española: a quienes los financian, organizan, aspiran a su consecución o los obtienen. Constituyen los premios un ejemplo de colaboración pública-privada en la que confluyen los intereses generales de la sociedad representados por la administración pero también y sobre todo por las empresas y los particulares que los hacen posibles. Su naturaleza privada los dota de agilidad operativa y de financiación mayoritaria para un objetivo social. Su cooperación con las administraciones públicas potencia la presencia institucional e integra en sus órganos de gobierno a los representantes democráticos de las instituciones representadas.

Como si se trataran de una muixeranga algemesinense que alza su torre humana para colmar las aspiraciones de un pueblo, los premios son un esfuerzo colectivo que tiene actores distintos, todos necesarios y que comparten un objetivo común. Los más fuertes soportan más carga y dotan de estabilidad financiera al proyecto; pero también son imprescindibles los medianos que diversifican el apoyo y corren con el riesgo derivado de la audacia que entraña su participación; y a través de la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados se incorpora un conjunto de empresas, instituciones, profesionales y ciudadanos que apoyan indirectamente a los premios a través de la colaboración estrecha entre ambas fundaciones.

Los PRJI miran al futuro con optimismo porque las causas que defienden tienen hoy más vigencia que nunca. Son y quieren seguir siendo valencianos en su concepción, españoles en el alcance de sus objetivos e internacionales en la excelencia que persiguen. Apuestan por una mayor presencia a lo largo y ancho de la Comunitat Valenciana a donde se desplazan miembros del jurado incluídos los premios nobel durante la reunión de jurados: y desde la presente edición a sus premiados en la semana de la entrega para que la sociedad y sus instituciones tomen contacto con personalidades de primerísimo nivel en su campo.

Para ampliar su reconocimiento los PRJI iniciaron de la mano de sus premiados y benefactores una gira por las plazas principales del resto de la geografía española. Se inició con una presentación en Zaragoza en el mes de abril y con un segundo acto en la ciudad de Madrid en la sede del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en colaboración con la asociación de la empresa familiar. Los participantes se sorprendían al conocer de primera mano la trayectoria de nuestros premios, la excelencia de los jurados y la calidad de nuestros premiados. Con parecido formato continuarán las presentaciones en 2019 en ciudades como Bilbao, Barcelona o Sevilla, donde la fundación cuenta con el apoyo que ofrecen sus premiados en ediciones anteriores, la inmensa mayoría miembros del Alto Consejo Consultivo de la Generalitat Valenciana. Combinando en los ponentes y participantes los mundos empresarial y científico se facilita mejorar su cooperación potencial, motor de desarrollo de las economías más avanzadas.

Los valencianos debemos sentirnos, como de tantas otras cosas, tremendamente orgullosos de estos premios cuyo altísimo reconocimiento se mantiene y refuerza. No sin dificultades. Es preciso convencer a la mayoría que ligarse a ellos significa unirse a una causa que va a contribuir más que ninguna otra a cambiar el futuro de los españoles. No solo de los que ahora acceden a un empleo, sino en particular de sus hijos cuyas oportunidades dentro de veinte años dependerán de lo que invirtamos hoy en ciencia y emprendimiento. Los hijos no llegan con un pan debajo del brazo. Para ello es cada día más necesario que la sociedad haya hecho sus deberes mucho antes creando un entorno que permita desplegar el potencial de una buena educación.

Dicen los antropólogos que al homo sapiens le comenzó a interesar el futuro cuando con la revolución agrícola de hace 11.000 años apareció la posibilidad de mejorarlo. Ahora vivimos la revolución de la sociedad del conocimiento que incluye su generación y utilización que implica a científicos y emprendedores. Nuestros premios constituyen una forma de concienciar a la sociedad de que se puede transformar el futuro; que hay muchos problemas que no reciben la atención y la financiación que merecen; que hacen falta muchas más vocaciones científicas y empresariales. Nuestros escolares, sus familias y docentes deben disponer de referentes más inmediatos que remuevan su interés. Que les atraigan más estas vocaciones largas y arriesgadas que merece la pena intentar. Para atraer este interés por la ciencia y el emprendimiento la fundación ha participado en la feria del libro con la presencia de nuestros premiados y hemos convocado a los centros escolares a un concurso de dibujos.

Acabamos de estrenar nueva imagen, logo y comunicación. Creemos firmemente en que, antes de iniciar nuevas iniciativas que dupliquen, debiliten o distraigan la atención que merecen los proyectos que acumulan trienios, es más inteligente y efectivo unirse al proyecto, fortalecerlo con el apoyo y contribuir desde dentro a reorientar, modernizar y adaptar su trayectoria a las necesidades del futuro. A todos a quienes interese lo que hacemos, les invitamos a acercarse a nuestra Fundación a preguntarnos de qué forma se puede colaborar con sus objetivos. De esta forma podremos desear y brindar por una larga vida a los Premios Rei Jaume I.