El humor cambiante del Tribunal Supremo respecto a quién paga el impuesto de las hipotecas y la desmesura en la cobertura de las «midterms» en Estados Unidos, ha borrado de la actualidad el incipiente debate que quería poner sobre la mesa Unidos Podemos sobre la forma de jefatura de Estado. Pablo Iglesias aseguraba que apoyarían las iniciativas de Izquierda Unida para reprobar al monarca como hicieron en el Ayuntamiento de Barcelona y el Parlament de Cataluña. La disyuntiva Monarquía-República que aparece de vez en cuando como el Guadiana, coincidió con la vuelta a La 1 de la segunda temporada de la serie «14 de abril. La República», considerada inconveniente por la anterior dirección de RTVE.
El drama sentimental en torno a «la gran historia de amor» entre el hijo de una familia de nobles terratenientes (Félix Gómez) y la hija de los guardeses de la finca (Verónica Sánchez), es una más de amores difíciles con el trasfondo histórico de los agitados años treinta, hasta el 18 de julio de 1936. Fue un spin-off de «La Señora», estrella de unos lunes hasta entonces embrujados con Grissom en Las Vegas. Adriana Ugarte vivía un apasionado romance a lo pájaro espino con un sacerdote interpretado por Rodolfo Sancho, que poco después se convertiría en Fernando el Católico en «Isabel».
El relato ambientado en la II República española tuvo bastante éxito en su momento, 2011, con un 17% de cuota de pantalla media y 3,5 millones de espectadores, aunque eran otros tiempos. La segunda temporada estaba prevista para enero de 2012 pero ganó el PP las elecciones y 17 capítulos quedaron en el limbo. Hace un par de meses, Fernando López Puig, director de ficción de TVE, anunciaba a bombo y platillo en la inauguración del FestTVal, que recuperarían la serie. Sin embargo, nadie esperaba que la marginaran enviándola al insignificante late night de los sábados. La airada reacción la subió al prime time de la noche con menor consumo televisivo, como reconocía la directora de Antena y Programación de TVE, Gemma Sánchez, al explicar que no podían emitir espacios como «Operación Triunfo» los viernes o los sábados cuando no hay que madrugar porque tienen un coste importante: «Si lo programamos un día de menor consumo no estaríamos gestionando bien los recursos». «14 de abril. La República» costó 15 millones de euros y, en estos momentos, los martes están libres, se rellenan con cualquier película. Serían una mejor opción para la ficción censurada.
