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Maite Mercado

Inquisidores del humor

El Intermedio» batió el lunes su récord de audiencia en lo que llevamos de temporada. Además de los habituales seguidores, debieron sumarse otros no tan fans esperando ver la respuesta del programa ante la indignación generada por ver a Dani Mateo limpiarse los mocos con la bandera de España unos días antes. La expectación era grande teniendo en cuenta algunos precedentes, como los gags sobre la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. Las quejas no rebajaron el tono sino que llevaron al muñeco-momia del general a perder la cabeza. En buena lógica, se esperaba que el humorista siguiera enfermo, pero, en esta ocasión, se dio una circunstancia determinante: varias empresas habían expresado su intención de dejar de anunciarse o colaborar con el programa y la cadena. Con los ingresos publicitarios toparon y Wyoming se retractó: «No había intencionalidad política ni ningún posicionamiento editorial detrás. Era simplemente humor, pero si la broma no ha funcionado, no tenemos problemas en pedir disculpas sinceras a todos aquellos que se hayan sentido ofendidos». A Dani Mateo se le había pasado el resfriado de golpe. A partir de ahora se sorberá sus fluidos.

Sin embargo, la petición de indulgencia no ha frenado el ensañamiento personal contra el periodista y actor, que había confesado estar pasándolo mal y ha agradecido el apoyo de sus colegas cómicos y de los defensores, no solo de la libertad de expresión, sino de la necesidad de la guasa y la crítica en una sociedad democrática sana. En TV3, el programa «Està passant» arrojaba senyeras catalanas convertidas en clínex a una urna-papelera. En «Polònia», los dobles de Sánchez, Torra, Trump, Merkel y Macron se sonaban la nariz con sus respectivas banderas al ritmo del himno de la alegría. En sentido contrario, el consejero de Educación y Cultura de Ceuta se planteaba en las redes si acogiéndose al derecho que ampara al comediante, podía ofrecer una recompensa de 1.000 euros a quien partiera la cara a «tan magno bellaco». Y tan ancho.

No está el ambiente como para que hasta cargos público inciten a la violencia dando alas a grupos de extrema derecha como el que se vanagloria de haber conseguido la cancelación de la obra «Nunca os olvidaremos» en el Olympia. El Ayuntamiento ha solventado la lamentable situación y Dani Mateo podrá actuar en Valencia a pesar del disgusto de inquisidores en potencia. A este paso se prohibirá la sátira mientras algunos trivializan el peligro de aspirantes a emular a Lee Harvey Oswald.

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