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Julio Monreal

Habemus candidata

El Partido Popular lleva meses deshojando la margarita para elegir a sucabeza de cartel en la ciudad de València. González Pons está a punto desalirse con la suya tras haberse alineado los astros en su bene?cio. Se quedaráen Europa y una mujer que ya ha sido alcaldesa liderará la lista.

Se le pregunta a Isabel Bonig cuándo se dará a conocer el nombre de su cabeza de cartel para las elecciones municipales de mayo de 2019 en la ciudad de València y una y otra vez contesta: «Pronto, pronto». «Y quién será?», se le repregunta. «Un candidato estupendo. Tan bueno que será imposible no votarle», responde la presidenta del PP de la Comunitat Valenciana. Pues el secreto mejor guardado de los de la gaviota azul está a punto de ser desvelado. Si no pasa nada extraño, María José Catalá Verdet encabezará la lista de los conservadores a la más alta magistratura de la capital.

Los astros se han alineado en favor de Esteban González Pons, el preferido, el más conocido, el mejor según las encuestas. El problema es que no quiere. Como comentan algunos de los que sí desean liderar la lista para València, no tiene sentido que alguien que no quiere ocupar un puesto de tanta responsabilidad sea obligado por los suyos a aceptar la nominación. Los aspirantes del resto de los partidos en liza estarían toda la campaña recordando a los electores que el señor alto de pelo canoso y escaso pero vaporoso no quiere competir, que para qué votarle.

González Pons prefiere quedarse en Bruselas/Estrasburgo, en el Parlamento Europeo, en el que tras las elecciones continentales de mayo (el mismo domingo que las municipales y ¿autonómicas?) puede convertirse en el líder del grupo popular europeo en el que ahora ocupa el número dos. En los comicios para la Eurocámara los conservadores parten como favoritos, y si pueden formar gobierno, el actual líder de los parlamentarios populares, el alemán Manfred Weber, será el nuevo presidente de la Comisión, el jefe del Ejecutivo continental. En ese caso, lo natural es que el valenciano González Pons ascienda a líder de su grupo, algo que no sucederá si el PP de Pablo Casado le obliga a regresar a su ciudad natal para intentar recuperar el ayuntamiento, poniendo punto final a la carrera europea del vicesecretario que se quedó a un paso (y con un palmo) de ser ministro de Mariano Rajoy.

González Pons expuso este planteamiento al entonces presidente del Gobierno de España cada vez que tuvo ocasión, y también se lo ha hecho saber al nuevo presidente popular. Pero las espadas permanecían en alto porque las encuestas (interesadas o no) le convertían en el candidato ideal, y los conservadores están más necesitados que nunca de buenos resultados que confirmen su hegemonía en la derecha por encima de sus rivales de Ciudadanos. Sin embargo, ha sido el comisario Villarejo quien ha despejado el camino, al filtrar a la prensa sus conversaciones con María Dolores de Cospedal y con el marido de ésta, obligando a la hasta hace poco secretaria general del partido a dejar primero su cargo en la organización y después su escaño en el Congreso de los Diputados.

El acuerdo entre Cospedal y Casado para facilitar la elección de éste último como presidente del PP, neutralizando las opciones de Soraya Sáenz de Santamaría, colocaba a la ex presidenta manchega en virtual cabeza de lista a Europa en agradecimiento a los servicios prestados. Ese escenario devolvía a González Pons a València. Pero la caída en desgracia de la mujer que se enfrentó a Luis Bárcenas y ordenó espiar a Javier Arenas despeja el campo europeo al parlamentario valenciano en su deseo de liderar su grupo y quién sabe si para sentarse en una de las sillas de comisario.

¿Eusebio Monzó? ¿Luis Santamaría? ¿Vicente Betoret? La elegida por la dirección nacional del PP y aceptada por la regional de Isabel Bonig es María José Catalá, una de las personas con más caché en las filas de los populares valencianos, que ha sabido y podido mantener su crédito intacto en la difícil transición desde Francisco Camps hasta la actualidad.

Catalá entró en política por la puerta grande, como alcaldesa de Torrent a los 26 años, y se instaló en la política autonómica como consellera de Educación y Cultura y como diputada de referencia en les Corts. Su carrera ha transcurrido paralela a la de Bonig. Ambas fueron alcaldesas con amplias mayorías y se convirtieron en conselleras y lideresas, aunque hay quien mantiene que no existe una buena relación entre ellas y quien defiende que Bonig ve en Catalá una competidora de altura y una posible sucesora.

Sean ciertos o no esos rumores, los populares valencianos tienen la imperiosa necesidad de conseguir un buen resultado en la ciudad de València, puerta electoral de la Comunitat Valenciana. Y la lucha va a ser encarnizada. El PSPV-PSOE ha confiado sus posibilidades a Sandra Gómez, la joven abogada que encarriló el caso Nóos en los tribunales y que ha hecho del fortalecimiento del turismo en la capital, la creación de empleo y la consolidación de la ciudad como smart city sus banderas de gestión. Enfrente estarán Fernando Giner, portavoz y candidato de Ciudadanos, cuyo entorno ve posibilidades reales de que alcance la Alcaldía si queda por delante de los populares; María Oliver, esta vez ya bajo la denominación de Podemos; y por supuesto el alcalde de Compromís, Joan Ribó, quien desde septiembre ha redoblado su presencia pública y multiplicado su agenda en un síntoma evidente de trabajo preelectoral. En ese selecto grupo intentará entrar Juan García Santandreu, que quiere liderar la candidatura local de Vox y que mantiene que puede lograr dos escaños.

Catalá ha venido sonando entre los candidatos posibles a la Alcaldía en representación del partido más votado en 2015, el que obtuvo 10 de los 33 concejales, el mismo que quedó herido de gravedad cuando la justicia imputó a la práctica totalidad de los concejales y sus asesores (unos 50 en total) por un supuesto delito de blanqueo de capitales en la increíble y estremecedora suma de 1.000 euros cada uno. El caso va ya camino de cumplir tres años y ni la instrucción está cerrada ni hay juicio a la vista, por lo que los afectados se sienten triturados injustamente y no les faltan motivos para pensarlo. En las Corts, Catalá ha crecido como política de una manera discreta, sin destacar para no alimentar los recelos de Bonig y su equipo, y aprovechando las oportunidades para demostrar su buen trabajo parlamentario, en especial el que desarrolla como oponente de la vicepresidenta Mónica Oltra y sus políticas de bienestar social, lo que le otorga una visibilidad de la que no gozan otros compañeros.

Dicen que cuando se le pregunta si se ve como candidata en València, Catalá se autoexcluye porque ya fue primera edila de Torrent, pero al parecer solo ella ve en eso una dificultad. Casado, como antes González Pons y como siempre García Margallo, la ha señalado y Bonig ha debido poner su mejor sonrisa. Para ella también es buena solución, y no está en condiciones de dar la batalla contra Génova por una candidata con tantos y tan sólidos apoyos.

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