Decía Sir Kent Robinson que "bailar en la escuela es tan importante como aprender matemáticas", ya que "las culturas tienen un papel fundamental en el crecimiento y el desarrollo humano". Afirmaba con total rotundidad que el Sistema Educativo debe tener un plan de estudios amplio y de esa manera el rendimiento en matemáticas tenderá a aumentar.

Comparto la teoría de Robinson, uno de los gurús de este siglo en materia de Educación y me viene al pelo tratar el tema del baile, pues está de moda últimamente y cada vez más proliferan los encuentros, talleres y sesiones de bailes, sobre todo, latinos. Y cada vez me llama más la atención la simbiosis social que podemos encontrar: jóvenes y adultos bailando juntos a ritmo de son. El baile gana adictos cada vez más.

Las clases de baile latino (salsa, merengue, kizomba, bachata, etc.) proliferan, no solo en locales al uso, como pueden ser las academias, pubs, discotecas, etc. sino también on line. Existen vídeos en Internet para aprender a bailar latino; ahora bien, los nombres de las figuras en muchos casos no coinciden. Las jornadas, a modo de talleres, durante muchos fines de semana llenan numerosos hoteles, como los recientemente celebrados en Peñíscola o en Calpe. El baile va ocupando nuestro ocio saludable de una manera tal que llega a convertirse para muchos en su "Elemento", como diría Robinson; o su "Ikigai", la razón por la que nos levantamos por la mañana, la raison d´être, como dicen Héctor García y Francesc Miralles.

El baile, además de pasar un buen rato en buena compañía, genera sinergias entre quienes lo practican en las clases diarias en academias, encontrándose todas las edades, tanto hombres como mujeres. El baile es una actividad durante la cual haces ejercicio físico y mental, potenciando las relaciones sociales entre sus participantes.

La pasión por el baile, para mi generación, tal vez tenga algo que ver con la película Fiebre del sábado noche. Película estadounidense protagonizada por John Travolta y Karen Lynn Gorney, que a muchos nos encandiló y nos puso las pilas bailando, provocando una marcha continua los fines de semana. Y me encanta ver en ese espacio dedicado al baile a jóvenes y menos jóvenes, adultos bailando, repartiéndose miradas y sonrisas a diestro y siniestro.

Por último, quisiera recordar que Platón muestra que la danza, junto con la música, forma parte de la educación general (Leyes de Platón, s.f., p. 672), y que el hombre inculto es "no danzante" mientras que al hombre educado se le regala el baile (Leyes de Platón, s.f., p. 654).