Me decía el otro día un amigo que no entendía lo que estaba ocurriendo en nuestro país en relación a la oposición a subir el SMI (Salario Mínimo Interprofesional). Es indígnate que quienes no quieren que se suba son los que ganan más dinero en España y están en contra de subir el salario a los que ganan menos. Le dije que tenía toda la razón.

Nada más conocer la noticia de que Gobierno en acuerdo con Podemos plantea subir el SMI a 900 euros mensuales en 14 pagas, desde los 736 euros actuales comenzaron las declaraciones: el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, dijo: "haré lo posible para impedir que el salario mínimo suba a 900 euros", argumentando que la subida del SMI será la "precursora de una subida de en torno al 20% de los salarios", declaraciones que llevó a cabo durante un desayuno informativo organizado por Europa Press, acompañado por la plana mayor de su partido. Por cierto, el senador del PP Ignacio Cosidó, portavoz popular en la Cámara Alta y antes director de la Policía Nacional cobra 6.700 euros brutos al mes y 1.874 libres de impuestos, uno de los que está en contra de la subida del SMI.

La patronal CEOE igualmente manifestó su desacuerdo con la subida argumentando que "cuestiona el diálogo social" y que iría en detrimento de las subidas pactadas con los sindicatos para el resto de los trabajadores. Cabe recordar que según las Cuentas Anuales, la remuneración total devengada en el ejercicio 2017 por los miembros de la Junta y cargos Directivos de la Organización, ascendió a un importe de 381 miles de euros correspondiente a sueldos, salarios y servicios profesionales independientes.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recomendado al Gobierno que sea "cuidadoso" con la subida del salario mínimo. Por cierto que la persona que está al frente de este organismo internacional la señora Lagarde recibirá 381.508 euros netos al año entre salario y gastos de representación.

El Instituto de Estudios Económicos (IEE) argumenta contra la subida que ralentizará la creación de empleo a tiempo completo, fomentará la contratación temporal y la economía sumergida y elevará el paro estructural de los jóvenes y los trabajadores menos cualificados. Al igual que el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, indicaba que aumentar el SMI suele tener un efecto negativo sobre el empleo y afecta especialmente a los colectivos con menor formación. El año pasado valoró la subida que dejaba el SMI en 707 euros al mes y dijo que podría provocar un descenso global del empleo del 0,1% y avisó de que el impacto aumentaría al 1,4% si se llevaba a 800 euros. Por cierto, no se cumplió lo que dijo y Pablo Hernández de Cos tiene un sueldo de más de 12.000 euros brutos al mes.

La reflexión que hicimos mi amigo y un servidos nos llevó a recordar la regla del 80/20 conocida también como la "ley de los pocos vitales" una regla formulada por el economista italiano Vilfredo Pareto que afirmaba que el 80% de las consecuencias son el resultado de solo el 20% de las causas. Esta relación numérica y su consecuencia es la que nos llevó a darle vueltas a los comentarios que hacen en torno a esa regla Héctor García y Francesc Miralles, quienes explican en su libro El Método Ikigai que esa regla "resulta una herramienta muy eficaz para centrar nuestra toma de decisiones". Si el menos es más siguiendo la regla del 80/20 está claro que para que se mantenga ese equilibrio los que acaparan la riqueza, que son los menos, han de hacer lo posible para que los que no la tienen, que son los que más, sigan sin tenerla y continúen igual.

Cualquier subida de Salario Mínimo Interprofesional, ya lo dice la palabra mínimo, venga de donde venga, pactada con los agentes sociales o desde el Gobierno, ¿realmente piensan que va a peligrar la economía española? No será que lo que peligra es el status quo de los poderosos y adinerados, son los menos. Ésos que su máxima sigue siendo la misma: lo que no son cuentas con cuentos.