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Enlosado de almas

Me entero por mis fuentes que el acceso norte y la nueva terminal de contenedores ya están a punto de caramelo ¿En serio? Bueno, previamente habrá que gastar unos cuantos centenares de millones y esperar a que se amplíe con un nuevo carril la autovía de Barcelona. Espero que se desprenda, a título humanitario, algún beneficio para el barrio de Nazaret, ya le toca, no se vaya a perpetrar otro abuso como el que sufrió La Punta.

Parece que tenemos que acatar los designios de la llamada Autoridad Portuaria (que nadie eligió), una denominación petulante por demás, aparte de una absurda copia del estilo americano, oh, yeah. Por lo demás no he visto debate alguno sobre la procedencia de la obra, ni creo que se haya considerado la opción de Sagunt, menos agobiante y beneficiaria de una conexión ferroviaria con Zaragoza a estrenar, al menos sobre el papel.

La película El niño, un producto comercial español muy digno y con una factura de superproducción, comienza con una panorámica sobre el infierno inabarcable de los contenedores apilados en los muelles de Algeciras, un desarrollo canceroso de control imposible: lo mismo podrían contener plátanos que cocaína, piezas de repuesto para coches que ranas de Costa Rica de una especie en extinción. Qué contienen los contenedores o quién vigila al vigilante.

Hace tiempo que toda esa agitación de gestos entre la grandilocuencia y el secretismo -al que es adicta la Autoridad, sea portuaria o de diseño- ha dejado de servir a la gente común: es el dinero hablándose a si mismo en su lenguaje. Por lo demás, veo a la vicepresidenta Mónica Oltra muy pendiente de la aprobación de los púlpitos y al alcalde Joan Ribó (y su concejal Vicent Sarrià) muy interesados en los desarrollos urbanísticos del Parque Central, los rascacielos que acongojaran el cielo del llamado parque del Delta y el gran hotel del Cabañal. Creo que nos van a enlosar hasta el alma y que habrá más albañiles que gente de juicio. Como dicen en Sueca, qui clava obrers en casa, no torna a riure.

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