Así de simple. Eso es lo que ha supuesto el auto de la jueza de Madrid archivando la causa abierta contra la ex ministra Carmen Montón a raíz de una denuncia anónima. El intento era poner punto y final a la trayectoria política de una mujer joven, preparada, valiente y, ante todo, honrada. ¿Su pecado original? Recuperar, mantener y defender derechos básicos y propios del Estado del Bienestar. Los que hemos tenido el privilegio de trabajar a su lado en ese proyecto, sabemos de sus cualidades políticas y humanas, y de su seriedad y exigencia en el trabajo bien hecho. Un trabajo por y para la ciudadanía.

Y ahí está su legado: recuperación de derechos arrebatados como son la sanidad pública universal y la eliminación de copagos farmacéuticos a pensionistas y colectivos vulnerables; la recuperación de la sanidad pública privatizada en forma de concesiones administrativas de Departamentos de Salud y de la Alta Tecnología; el tratamiento universal de los afectados por la Hepatitis C; y un largo etc. Tanto en su etapa como Consellera de Sanidad de la Comunitat Valenciana, como en el breve paso por el Ministerio de Sanidad, formando parte de los gobiernos de progreso de Ximo Puig y de Pedro Sánchez.

Gobiernos basados en los valores y en la defensa y crecimiento de los derechos para el conjunto de ciudadanos y ciudadanas. A partir de ahora deseo fervientemente que, una vez limpio su honor/honradez por la justicia, el pueblo español vuelva a contar con ella como una apuesta segura en la defensa de los derechos de todos y todas. Sin distinciones. Conociéndola, se que los defiende incluso para los que la denunciaron. Adelante, Carmen.