Este próximo jueves, 13 de diciembre, València será la capital de nuestro reivindicado Corredor Mediterráneo. El edificio Veles e Vents de la Marina será el emplazamiento elegido por FERRMED para abordar la conferencia internacional para hacer compatible el transporte de mercancías y de viajeros en los grandes nodos urbanos.

FERRMED es la organización internacional que trabaja, junto con las administraciones implicadas, para hacer realidad el «Gran Eje Ferroviario de Mercancías» que atraviesa el Mediterráneo Occidental hasta Escandinavia, pasando por las regiones industriales del Rhône y el Rhin, en el corazón de Europa. Comprenderá, por lo tanto, cualquier persona, la trascendencia de esta cita, en que estaremos presentes muchos de los representantes municipales de aquellas ciudades que, como la antigua Vía Augusta romana, deben quedar ahora conectadas por este Gran Eje Ferroviario. Es imprescindible para el relanzamiento de nuestra economía local por la capacidad de conexión transeuropea que supone. El Corredor Mediterráneo enlazará, además, a millones de personas que vivimos en algunas de las áreas metropolitanas más importantes de España, Francia, Italia, Croacia, Eslovenia, Hungría€ Un flujo de comunicación para pasajeros y mercancías con importantes hubs multimodales que estamos en el momento de configurar.

Hacer compatible el interés económico de nuestras ciudades con la capacidad urbana de acoger estas infraestructuras para favorecer a nuestros vecinos y vecinas es el gran reto que tenemos por delante.

En este sentido, y a lo largo de los últimos días, Levante-EMV se ha hecho eco de algunas informaciones relativas en este caso al Parque Central y al soterramiento de las vías a su paso. De ellas, podemos extraer una conclusión fundamental: València no debe perder el tren. Ni quiere, ni puede hacerlo. Por ello, el ayuntamiento, con argumentos en la mano, se ha volcado en los últimos 3 años en la defensa de los intereses de la ciudad. De sus vecinos, como potenciales viajeros, y de sus negocios, como potenciales mercancías. Personalmente me he comprometido a ello.

Es por esto que, insisto ante el gobierno de España, el Ministerio de Fomento debería igualar la prioridad, cuando menos, de sus actuaciones en las ciudades con las modales e interurbanas y, en particular, la integración urbana del ferrocarril y su cuidado progresivo evitando la degradación del paisaje urbano en torno a las vías. Lo que hemos avanzado estos 3 años con el Parque Central no puede quedar ahí. Nuestro reto es el soterramiento de las vías férreas para unir verdaderamente la ciudad y curar una herida que la ha partido en dos durante más de un siglo.

El soterramiento de las vías

Hay que formular otra política de infraestructuras estatales para las ciudades. Una política basada en que las ciudades son el lugar donde vive la gente, y el origen y el destino de los viajeros; que el ferrocarril no es un tranvía, que a menudo supone una barrera, una fuente de ruido y un espacio degradado; y que, por todo esto, el titular de la infraestructura (ADIF-Renfe y, en definitiva, Fomento) no puede inhibirse de cómo interacciona con la ciudad.

El objetivo preferente de esta política tendría que ser resolver la ejecución de las actuaciones de integración del ferrocarril que se encuentran prácticamente bloqueadas, poniendo solución así a la frustración ciudadana. Actuaciones nacidas de la necesidad de paliar los efectos de frontera interior que se producen alrededor de las instalaciones ferroviarias en València. Mi petición de soterramiento de las vías del ferrocarril en su entrada al corazón de la ciudad, así como en Serrería, no es capricho: es una necesidad histórica de València.

Las estaciones son hitos urbanos de primer orden que configuran la ciudad, contribuyen a la sostenibilidad, y su modernización interesa en la ciudad y al ferrocarril. Por eso, en una ciudad como València, el ferrocarril tiene que avanzar hacia una integración razonable. Esto puede conseguirse mediante la inversión directa o compartida, con formalización de convenios o sin ellos, pero siempre con cooperación leal entre las administraciones afectadas. Por ello en València se creó la Sociedad Parque Central, que durante estos años ha demostrado su buen trabajo y su solvencia. Lo he dicho muchas veces, el Govern de la Nau es responsable y razonable, no pide imposibles: queremos simplemente un trato justo para nuestra ciudad, equiparable al resto de áreas urbanas en similares condiciones. No queremos ser más que nadie, pero no toleraremos ser menos que todos. Y esto, en materia de financiación para el soterramiento de las vías del ferrocarril, debe ser una realidad ya.

Este próximo jueves, analizaremos cómo mejorar y hacer compatibles los tráficos de mercancías y pasajeros en las regiones urbanas más importantes de Europa, y entre ellas hemos luchado por que esté València. Un excepcional punto de encuentro para planificadores regionales, gestores de infraestructura, compañías ferroviarias y empresas usuarias, interesadas en encontrar soluciones innovadoras en este marco estimulante. Porque, insisto, València no quiere perder el tren.