"¿Per qué vols ara el que demà desdenyes?/Siguis torrent cantant damunt les penyes,/no toll immòbil de plaers difunts."

Miquel Dolç .El desencís d'ahir-1946

En la brega política vence quien es capaz de insuflar esperanza en los electores. El votante es exigente y se inclina por lo que cree que le conviene. A sus intereses o a sus ideas. Estamos a seis meses de la caducidad electoral en autonomías, municipios y en el Parlamento Europeo.

Examen de conciencia. En la Comunitat Valenciana se debería hacer balance. ¿Qué se ha cumplido y cuánto queda pendiente? El poder no es un cheque en blanco. Exige humildad. Modestia para asumir que el político es nada sin votos. Ni un regalo ni dominio patrimonial. Es un préstamo de confianza que los electores ceden a partidos y políticos. No es para siempre. Es un crédito que vence y del cual hay que dar cuenta ante la opinión pública de su cumplimiento. ¿A qué se dijo que venían los socios del Botànic?

Inquietud. La política de los sobresaltos marca el día a día. Mariano Rajoy y su partido dejaron un legado de inseguridades y corrupción que los españoles habrán de digerir. Los valencianos tienen otro objetivo. Discernir quién les ha de gobernar a partir de la primavera de 2019. Con tres opciones posibles: seguir con una coalición progresista de acuerdo con el veredicto de las urnas. Componer una coalición conservadora- PP, Ciudadanos, Vox-- que es inédita. La tercera, sería una novedad, ya probada en otras autonomías y plenos municipales, donde PSOE y Ciudadanos, pactan acuerdos de legislatura.

Autocrítica. Las sensibilidades están a flor de piel. El primer examen es autocrítico. ¿Se ha cumplido, la voluntad, volcada en promesas, de quienes gobiernan la Generalitat? La losa del déficit público, la deuda y la financiación equitativa impiden que la Comunitat Valenciana desarrolle un proyecto de país. ¿De existir, lo tiene la oposición o la mayoría gobernante? El PP de Isabel Bonig , ni ahora en la oposición, ni cuando gobernó lo tuvo. El PSOE de Ximo Puig, inmerso en sus contradicciones, adecúa sus posiciones al Pacte del Botànic. El poder gusta. Ciudadanos de Toni Cantó es una incógnita frívola. Podemos y otros grupúsculos necesitan autoafirmarse. Vox de J.M. Llanos y García Sentandreu, amenaza. Compromís de Mónica Oltra, afronta consolidar la coalición.

Valencianización. ¿Qué peso ejercen las fuerzas políticas de obediencia central en el Estado español? ¿Cuál será la capacidad de influencia del activismo valenciano? El valencianismo debería de ser asignatura básica en el sistema formativo. No basta con incorporar la asignatura de Cultura Valenciana en quinto de EGB. No se puede defender los intereses de los valencianos desde la indiferencia y la ignorancia. La misión docente no sólo corresponde a la faceta educadora. Los medios de comunicación, públicos y privados, deberían colaborar divulgando la información en clave valenciana, con rigor y honestidad. La cultura y la lengua son pilares decisivos en las señas de identidad. Vicent Marzà, lo sabe. Nadie ama, entiende ni defiende cuanto desconoce.

Carencias. La política valenciana tiene carencias. Para mejorar la capacidad de empleo en la Comunitat Valenciana, hace falta un plan estratégico. Para atender las demandas, actual y de futuro, de las empresas. Dirigido al empleo de jóvenes de 20 a 40 años. Nadie ha medido el lastre de pobreza que provoca la incorporación, cada vez más tardía, al mercado laboral de las nuevas generaciones. Es un drama político, social, humano y psicológico. Se está fabricando un estamento de indignados y resentidos que nutrirán las próximas mayorías políticas. La cacareada creación de ocupación consiste en empleos inestables, estacionales y mal remunerados. Un cóctel perverso.

Reindustrializar. La reindustrialización pendiente, es otra meta inalcanzada. Faltan recursos económicos. Los dilapidaron los gobiernos del Partido Popular—Zaplana, Olivas, Camps y Fabra-- con la retórica de los planes de competitividad sin dotación económica. En la Comunitat Valenciana no existe una política industrial. Ningún país serio funciona sin una industria consolidada y enraizada en el modelo económico. La conselleria d'Economia de Rafael Climent, ha sido una oportunidad desaprovechada—que difícilmente se repetirá-- para añadir claridad en el panorama económico desde una visión valenciana y moderna del País Valenciano. Llevamos tres años y medio esperando que pase algo además de los horarios comerciales. Mal crónico, por otra parte.

Amenaza. Queda poco tiempo para completar la acción de gobierno y responder a las expectativas creadas al electorado en 2015. La propuesta que aglutinó el Pacte del Botànic incluía el factor valencianista que aportaba Compromís, como novedad, junto con la pluralidad de tres visiones progresistas de la modernización en la Comunitat Valenciana. La irrupción de Vox en el parlamento andaluz inquieta por la extrema derecha que altera el panorama político con su voluntad de suprimir las competencias de educación, sanidad, seguridad y justicia. Un programa abiertamente antiautonómico y xenófobo, que exhibe las intenciones, hasta ahora encubiertas, de la derecha española.