En 10 años, los delitos contra la indemnidad sexual se han multiplicado por 3,44: de 372 en 2007 hemos pasado a 1.278 en 2017. Lo contaba ayer en este diario el compañero Ignacio Cabanes. Y eso solo en la Comunitat Valenciana. Los que entienden coinciden en que no hay más agresiones, sino que las mujeres nos callamos menos. Buena noticia, porque implica que eso del empoderamiento femenino, aunque lento, va funcionando. Pero, la justicia no parece virar el timón hacia el mismo rumbo. Pese al aumento de los delitos sexuales, la Fiscalía General del Estado no solo no se plantea crear una fiscalía especializada -como tantas que ya tiene (medio ambiente, drogas...) para atender a un número de delitos mucho menor-, sino que pretende que los asuma la de violencia sobre la mujer. Éramos pocos y parió la abuela... Así, sin manos y sin ganas, mal vamos a eliminar ese tufo agrio a macho que tanto abunda en las salas de vistas con interrogatorios incriminatorios a las víctimas o con sentencias que siguen confundiendo libertad con culpabilidad y confianza con temeridad. Mal vamos...