Las movilizaciones recientes de los profesionales de los equipos de atención primaria (EAP) de Andalucía, Galicia, Euskadi, y sobre todo Cataluña, han conseguido unos compromisos de mejora del eje central del sistema sanitario. Apoyamos sus reivindicaciones, que son las nuestras, pero entendemos que algo debe decir el Ministerio de Sanidad, cuando lo que realmente se está pidiendo, es un cambio renovador e innovador del modelo de atención primaria; nuestro modelo de los años noventa presenta signos evidentes de desgaste, desmotivación y una falta grave de financiación. Cuando en este nivel primario de asistencia, se resuelven más del 90 % de los problemas de salud de los individuos y de las poblaciones, con menos del 15 % del presupuesto sanitario y a costa del sobreesfuerzo y de la salud de los profesionales, refleja el olvido, el maltrato y el agravio comparativo con otros niveles asistenciales, Sra Consellera, tiene que ponerse «manos a la obra y tomar las riendas». Los pacientes, las familias y los profesionales no se merecen esta situación de masificación, listas de espera y demoras en la atención en AP ¿Cómo le explicamos a la población y a los enfermos, que para hablar y ser atendido por su enfermera o medica de familia, tiene que esperar más de semana, cuando tenga un problema ordinario y no urgente? Algo no va bien en la AP. No son tolerables las actuales condiciones de trabajo y de atención adecuadas a los pacientes hoy: son indignas y no son de recibo en ningún país civilizado.

Queremos hacer llegar nuestras propuestas de mejora, cambio e innovación de la AP, a los barrios, a los departamentos de salud, a los colegios profesionales, a los centros educativos, a las universidades, a la conselleria y ganar visibilidad y presencia pública en la comunidad donde trabajamos y en los medios de comunicación con los que colaboramos. Promover el ejercicio físico, la alimentación sana y dejar de fumar, es una tarea de todos, como la educación para la salud. La salud está en la calle y hay que salir de la consulta. Hay que replantearse múltiples intervenciones preventivas, de poco impacto colectivo, y que han saturado la práctica clínica cotidiana; hay prevención más allá de lo individual y de lo medicalizador, hay intervenciones que mejoran las condiciones de vida, de desarrollo comunitario, de transporte, de alimentación, de urbanismo, de políticas sociales y económicas (más poblacionales y menos medicalizadoras).

Fomentar la creación de salud, mejorar el autocuidado y la integración de los activos en salud, así como apoyar la participación activa de los médicos de familia y de los EAP, en procesos de participación comunitaria, como una actividad regular en la agenda de trabajo diario, son tareas esenciales. Así como reconocer la actividad en los nuevos contratos de gestión, es un paso decidido para la orientación comunitaria de la AP. Medicina y enfermería, familiar y comunitaria, al completo. El propósito de la promoción de salud es «conseguir hacer las opciones más saludables, que sean las más fáciles». Se necesita más organización, coordinación, tiempo, recursos y redes entre sectores, profesionales y grupos de personas. El cambio de paradigma (envejecimiento, vulnerabilidad, fragilidad, cronicidad, escasez de recursos, y avances tecnológicos) precisa un cambio y renovación del modelo de AP para hacer frente a nuevas necesidades. Ignorar las causas de la complejidad de los problemas y de la realidad de cada día, supone un error imperdonable: los estudios demuestran que invertir en primaria provoca una reducción de los ingresos hospitalarios. La atención sociosanitaria es esencial.

La columna vertebral de un sistema sanitario público fuerte, es un AP fuerte, por eso, la SoVaMFiC pide que el 20 % del presupuesto sanitario sea para la AP; nos sentimos «ninguneados y maltratados»cuando vemos los presupuestos «hospitalocéntricos» y las palabras «grandilocuentes» alabando a la AP. Si la AP atiende y resuelve más del 90 % de los problemas de los pacientes con mucho menos del 20 % del presupuesto, y la atención especializada atiende a menos del 20 % de la población, con casi un 80 % del presupuesto sanitario público€alguien con capacidad de decisión, debe pensar que sin tronco de árbol, no hay ramas. Desde la obligación ética estricta, cada profesional de AP y del sistema nacional de salud, tiene que salir a defender activamente el derecho humano a la salud y a la atención sanitaria digna. Nuestra mirada es contracultural, somos muy críticos con las propuestas hipermedicalizadoras, tecnológicas, hospitalocéntricas, biologicístas e individualistas que hace el discurso hegemónico actual sobre la salud. Sabemos que no hay sanidad pública justa, si su eje vertebrador no es una AP fuerte. La atención especializada es complementaria y está al servicio de la AP. No al revés.

Hoy, cerca de finalizar el año 2018, y tras una década pasada de recortes, descapitalización y desmotivación, urge levantarse y defender la AP, con uñas y dientes, con razones y evidencias, con hechos y presupuestos: sea el 20 % para AP antes del 2020. Si los profesionales no nos levantamos para defender la AP, nadie va a hacerlo por nosotros (salvo las mareas blancas). Y si la AP muere, morirá todo el sistema sanitario público, y con él, el derecho humano a la protección de la salud.

Dice Milagros Pérez Oliva: ninguna conquista social puede darse por definitiva. En el siglo XXI, es posible otra atención primaria: una más ágil, eficiente y resolutiva. Seguimos trabajando en ello.