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Con gusto

Golem Fest

La crítica más barbuda suele incluir los libros de ciencia ficción, terror y fantasía en el capitulo suburbial y juvenil del sarampión literario. Por eso los aficionados -y sobre todo las aficionadas- se agitaron con energía en el primer Golem Fest celebrado en València, con mucho éxito en lo referente a la salida del armario de estos géneros populares, no me malinterpreten los conceptos. Una edición inaugural que distinguió a Pilar Pedraza.

Varias sesiones registraron llenos absolutos (y no sólo la divertida traductora al castellano de Juego de tronos, Cristina Macía) y yo me traje una edición de Frankestein resuturado, digo retraducido, por iniciativa de Fernando Marías que además lleva como bonus track varios relatos (ilustrados), poemas y hasta partituras.

Estamos a dos siglos de la autora que inauguró la ciencia ficción: Mary Shelley, biografiada muy digna y sintomáticamente, por una cineasta saudí, de ese país en el que las mujeres deben pedir permiso para conducir un coche y no porque aparquen mal. Toda una prueba de que en la confusión presente hay una cosa clara: el futuro inmediato es femenino. Como el génesis y hasta la teogonía que la escritora Marisa Alemany presenta, a modo de fantasía épica, en Diosa de tierra y metal, donde naves generacionales han creado otra constelación humana lejos de la vieja y abolida Tierra. En esta Terranova cósmica las diosas son mujeres y la religión una especie de budismo panteísta. Una catarata de fantasía.

Allí estuvo Elia Barceló, valenciana de Elda con los dos pies en Ginebra, como aquella noche augural orquestada por Lord Byron, en la que nació Frankenstein y, de propina, el vampiro de Polidori. Elia, una veterana de la ciencia ficción, derruyó el mito de la ciencia ficción como apetencia de varones con la cabeza a pájaros. Y a las estudiosas Teresa López- Pellisa y Lola Robles la recuperación de autoras españolas de ciencia ficción les ha dado para dos tomos. Con la condesa de Pardo Bazán como pionera. Otro prejuicio dinamitado. Creo que el Golem Fest ha llegado para quedarse como fiesta y lonja literaria. Brindo por ello.

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