Esta es mi lista de deseos para el Año Nuevo, un decálogo de propósitos que no dependen de quien esto firma. Por eso se trata más bien de despropósitos, no entendidos como «fuera de razón, sentido o conveniencia», sino utopía, a sabiendas de quién mueve los hilos del mundo. Allá van.

1. Más Filosofía. En la ESO, Bachillerato y en cada cerebro que habita el planeta. Que se haga carne el verbo del santo Deleuze: «no dejar al estúpido con buena conciencia». Así sea.

2. Más feminismo. Que sea un año de feminismo radical, lo cual supone activismo por la igualdad, coeducación en las aulas, leyes inmisericordes con machistas, acosadores, asesinos, violadores y cualquier individuo que maltrate, someta, veje, humille, moleste, discrimine y/o piropee a la mujer.

3. Abolición de la prostitución. A ver si se persigue al putero o putómano, al proxeneta, a quienes trafican con mujeres. Ayudémoslas y liberémoslas de la esclavitud sexual cotidiana en nuestros pueblos y ciudades. Persigamos a los gobernantes absortos en políticas diminutas y gritemos a lo unísono: ¡No a las violaciones que consientes en cada calle de tu ciudad! El putero viola. ¡Un alcalde sigiloso es su cómplice!

4. Educación republicana. Los maestros y maestras de la República consiguieron en poco tiempo lo que ningún sistema educativo democrático ha logrado hasta ahora: dignificar la profesión de la enseñanza, convertir el aula en un espacio crítico, reflexivo, ideológico. El profesorado confunde hoy la educación con la mermelada, sin pasión, memorística, soporífera. El aula es el escenario propio de la revolución. A ver si los docentes dejan ya de hacer la cama al capitalismo.

5. Educación afectivo-sexual con carácter de urgencia. La juventud sigue aprendiendo educación sexual a través de la pornografía. Es el momento de implementar en Infantil, Primaria y Secundaria un programa de educación afectivo-sexual eficaz, radical, libre de prejuicios y pudores y en el que se aborde la diversidad sexual sin tapujos. No temamos a la Inquisición.

6. Plantemos cara a inquisidores e inquisidoras. Esa gente que escupe discursos de odio, que regula el bien y el mal, que se mete en la cama de la ciudadanía diciéndole si su forma de vivir el sexo o el amor entra en los cánones de su patológica «normalidad». Que se traguen su bilis, su moral represiva y represora, sus frustraciones sexuales, sus quimeras, su cacareo mental y que se ocupen de sus familias de portal de Belén.

7. Paremos a la derecha. A la de siempre y a la extrema. ¡Son la misma! Gente tóxica, franquista, que explota al proletariado y que se permite el lujo de destrozar las libertades que tanto cuestan de conquistar, disfrutándolas también, sí, pero maltratándolas y soñando en un mundo en el que los ricos opriman a los pobres como antaño.

8. Renta básica universal. Todo ser humano merece vivir dignamente. Repartamos la riqueza y consigamos otro orden económico humano y de izquierdas. Un orden ecológico, que respete el planeta y en el que nadie pueda sentirse excluido por no tener acceso a las necesidades básicas irrenunciables. La renta básica es posible y la queremos ¡ya!

9. Muerte al capitalismo. Recuperemos a K. Marx y su lucha de clases. Hemos perdido la conciencia de clase porque hoy el proletariado usa tableta y wifi. El capitalismo oprime, contamina, mata y daña la salud moral, emocional y psicológica.

10. Más pasión y menos trabajo. ¡Que trabajen las máquinas! Vivamos, divirtámonos, amemos y gocemos de los placeres de la existencia. ¿Por qué seguir inmersos en la esclavitud laboral y en los trabajos de mierda? ¡A las barricadas!

A todas las personas humildes, de izquierdas y trabajadoras, ¡feliz Año Nuevo!