La pantalla pública acabó el año con el típico programa de variedades que tan bien supo homenajear Álex de la Iglesia en su película «Mi gran noche». El espacio de La 1 de nombre poco trabajado, Feliz 2019, contenía todo lo propio en su género: Lentejuelas, confeti, mucho brillante, bailarines, bailarinas, guiones imposibles, público figurante y artistas en un carrusel infinito de playbacks; conducidos, como toda la vida, por un hombre y una mujer, vestidos de gala y copa de cava caliente en mano.
Gracias a que en La 2 ahí estaba el especial «Cachitos de Hierro y Cromo» encargado de poner un poco de cordura y alegría televisiva en la salida y entrada del año. Virginia Díaz al frente y en medio, magníficos fragmentos que viven en nuestro subconsciente y en ese tesoro audiovisual que es el archivo de RTVE. Aplauso unánime en las redes para la selección musical de las actuaciones que se han asomado por la cadena durante los últimos 62 años.
Mención especial y merecidísima para uno de sus guionistas de nombre Antonio Vicente, encargado de poner esos rótulos tan geniales y sin complejos como el de «La vox» que acompañó el cachito rescatado de Bertín Osborne. Mensajes escritos con ingenio que marcan la diferencia entre la RTVE de hoy y la de hace pocos meses. Ya se sabe que no corren buenos tiempos para el humor con tanta cansina susceptibilidad 2.0.
La piel fina de quién todo molesta me hace añorar las nocheviejas de antaño en las que asistía encanado al festival del humor de Martes y 13, recuperado también por La 2 en la noche del último uno de enero. Obviando, evidentemente, los chistes sobre aquello que contradice la evolución social en positivo que ha experimentado este país en las últimas décadas, creo que antes nos reíamos más y mejor€. Por un feliz año lleno de sonrisas, en su pequeña pantalla también.
