La imponente fachada retablo (siglo XVII) de la iglesia del Monasterio de san Miguel y de los Reyes está dedicada a los Reyes Magos de Oriente, de ahí su doble título del majestuoso cenobio afortunadamente recuperado. La figura del Rey Baltasar corona en lo más alto el tablero de tres cuerpos en el que además de otras imágenes están las de los Reyes Melchor y Gaspar. Bajo el rey Baltasar hay una ventana con la estrella de Oriente que condujo a los Reyes hasta Belén.

La dedicatoria a los entrañables monarcas cuya fiesta cierra el ciclo navideño la hizo el Duque de Calabria, Fernando de Aragón, mecenas y pagador del Monasterio, pues su familia tiene como timbre de honor y orgullo ser descendientes del rey Baltasar, a quien se le ha pintado de color negro, pero más bien podría ser de tez morena ligeramente subido el color de tono.

Ya dentro del templo, construido con materiales nobles, principalmente mármoles, jaspes, alabastros y marquetería, la mesa del altar tiene como frontal a la gente una bellísima tracería colorista con los dibujos de las tres coronas reales, nuevo guiño de los de Calabria a sus Majestades los Reyes Magos.

La devoción por el misterio de los Reyes Magos de Oriente por parte de los Calabria, de manera especial por parte de Fernando de Aragón, Virrey de València, hizo impulsar y extender este sentimiento entre la gente. Está documentado que en el siglo XVIII era importante y fastuosa la Cabalgata de Reyes Magos en València, la cual entraba siempre por el Portal de sant Vicent, simulando que venía la comitiva desde Oriente, y se desplegaba por todas las callejuelas y plazas de la ciudad, portando presentes y regalos sobre todo a los niños.

Esa tradición persiste en la actualidad, pues no hay pueblo que se precie que no organice una cabalgata de Reyes para jolgorio de los niños e ilusión de los padres, costumbre que se ha querido embadurnar inculturalmente con la imposición de una atípica y extraña cabalgata de reinas magas tan contraria y a la verdadera historia y tradición valenciana tan arraigada.

Por contra, hay que felicitar a la ciudad de Alcoy que todos los años desde hace más de un siglo celebra con toda pompa, boato y solemnidad la Cabalgata de los Reyes Magos, ejemplo y paradigma de lo que debiera ser. Desfile que de los de su clase es el más antiguo de los que están en la actualidad, mérito que se lo quiere disputar la Cabalgata de Sevilla sin razón.