Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Maite Mercado

Superexprimidos

Nada de rebajas ni de cuesta de enero en las cadenas; tras el parón navideño comienza la segunda parte de la temporada y es momento de sacar las mejores galas. Las primogénitas de los principales grupos han enfrentado esta semana dos de sus pesos pesados. Atresmedia lo ha dado todo en la promoción de la nueva edición de «La Voz» con el reto de revitalizar -y rentabilizar- un espacio que había empezado a dar signos de cansancio en Telecinco. Conseguir una Voz distinta, «como nunca la habías visto», no era objetivo fácil teniendo en cuenta que el formato es como es y permite pocas sorpresas. Sin embargo, además del 24 horas que llegará para la preparación de las batallas, han logrado introducir algún detalle novedoso en la mecánica de las audiciones ciegas -lo mejor del programa- incorporando la posibilidad de que los coaches puedan sabotearse entre sí en el momento de girarse para elegir a un concursante. El bloqueo es otro elemento para salpimentar la rivalidad entre sus activos principales, los artistas conocidos, que adquieren en esta edición más protagonismo si cabe gracias a la buena química y soltura de los chicos, Luis Fonsi, Pablo López y Antonio Orozco. No tanto desparpajo ha lucido Paulina Rubio envuelta en lentejuelas. Boomerang TV se esmera en la realización en un plató enorme en el que casi cantan más los jueces que los aspirantes y en el que no hay prisas para cortar momentos emotivos como la extrema felicidad de una niña al conocer a su ídolo o la decepción de la valenciana Noelia Cano que acabó sentada en las rodillas de Pablo López con quien compartió Academia en la sexta edición de «Operación Triunfo», la tercera emitida en Telecinco hace diez años. Algunos se quejan de las escasas actuaciones pero «La Voz» no es un programa musical es un talent show musical, es decir, un reality que como tal, necesita historias personales, con lágrimas, risas, cabreos€

Telecinco dejó escapar el formato y contraatacó primero con cine y después con su mejor baza: una nueva versión de «Gran Hermano» rizando el rizo del esperpento en el que entran parejas o tríos que tienen o han tenido alguna relación sentimental en sentido amplio, tanto como considerar pareja a Yurena -para mí siempre Tamara, la hija de Margarita Seisdedos - y Juan Miguel, el peluquero exmarido de Karina, quienes se dieron un beso ante las cámaras en «Hotel Glam» allá por 2003.

Ni con el innecesario remake de «Ben-Hur» ni con «GH DÚO» destronaron a «La Voz», que además ha innovado en un aspecto fundamental: la duración. Es una gran idea duplicar los días de emisión con programas de una hora y media en lugar de agotar al personal con tres horas que además te robaban horas de sueño. Aún le queda jugo por exprimir.

Compartir el artículo

stats