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Julio Monreal

Primarias para no dormir

El Partido Popular de Pablo Casado acaba de culminar el proceso de designación de sus candidatos municipales y autonómicos valencianos con la proclamación de Isabel Bonig para la Generalitat y María José Catalá, Luis Barcala y Begoña Carrasco para las alcaldías de València, Alicante y Castelló, respectivamente. Los presidentes nacional y regional del partido saben lo que es un proceso de elección interna. Casado ganó el suyo frente a Cospedal y Soraya Sáenz, y Bonig superó sus primarias tras la broma de José Luis Bayo, el rival que no llegó a ser por la anulación de parte de sus avales. Hoy recorre los platós madrileños con firmas para pedir que Eduardo Zaplana sea puesto en libertad provisional por razones humanitarias.

La cuestión es que Catalá, Barcala y Carrasco irán a las urnas el 26 de mayo como resultado de un proceso digital. El líder decide, después de escuchar a los generales, que las primarias las carga el diablo. Y eso que los candidatos valencianos sabían que eran los elegidos unos días antes. Cuentan las crónicas que los de Madrid se enteraron una hora antes de hacerse pública la decisión. La política en este partido se está convirtiendo en una actividad no apta para cardiacos.

Catalá, auténtica reina de esta fiesta, asume el difícil papel de tratar de recuperar el cetro de Rita Barberá después de las sucesivas negativas de González Pons y de la insistencia de algunos líderes de su partido en fichar a un independiente, con lo mal que resultan esos experimentos. Por fin, todos contentos con la designación que se anunció en esta columna el 17 de noviembre pasado en primicia, y pelillos a la mar. Bueno, todos menos Luis Santamaría y la familia de Barberá, que no quiere que el PP utilice su memoria después de haberla dejado sola y arrinconada en los meses previos a su muerte en un hotel de Madrid. Si los conservadores no apagan ese incendio se verán a la sobrina, Rita C. Barberá, liderando la lista de Vox en la ciudad, flanqueada por Juan García Santandreu y José María Llanos, todo ello, por supuesto, también sin primarias.

Más abierto está el asunto en la tercera formación alineada en el eje de la derecha política, Ciudadanos. Fernando Giner quiere ser el candidato en València, quiere ser el alcalde, como certifica su aguerrido principio de año con mociones, videos y tweets en contra de los nuevos carriles bici de Giuseppe Grezzi que dejan un solo carril para tráfico general, también de EMT, en la avenida de Burjassot, la calle Alicante y la avenida Reino de Valencia. Lo que ocurre es que los suyos, los de Albert Ribera, no tienen claro si su gran activo, el actor y diputado Toni Cantó, es mejor aspirante a la Generalitat o a la capital, habida cuenta de que Ciudadanos obtiene sus mejores resultados en las grandes ciudades y pierde peso en los pueblos. Quieren hacer primarias, pero puede que les interese suspenderlas y decidir a dedo, como en el PP, en vista de los pocos militantes que participaron en la elección interna del líder nacional y de las consecuencias de una lucha fratricida entre Giner y Cantó.

Donde hay faena es en Compromís. El 29 de diciembre de 2014, la coalición hacía oficiales los candidatos municipales y autonómicos después de cerrarse 24 horas antes el plazo de obtención de avales. Cuatro años después, aún no se ha aprobado el reglamento de primarias por tensiones que han aflorado en Torrent, Cullera y otros municipios. Cómo estará el percal que se cuenta que la empresa que ha elaborado la encuesta encargada por la coalición nacionalista la ha depositado ante un notario para ponerse a salvo de lecturas supercocinadas. Y eso que no le sale mal, un 21 por ciento del voto en la Comunitat Valenciana, por detrás de PSPV-PSOE (24 %) y Ciudadanos (23 %), y muy por delante del PP (15 %) y de sus primos de Podemos (6% en solitario y 9 % con EUPV, que obtendría un 5 % si concurriera por separado).

Nadie discutirá a Mónica Oltra ni a Vicent Marzà, líderes presente y futuro de la formación, pero Águeda Micó ha de entrar en la lista, y otros muchos quieren continuar, como Fran Ferri o el propio Enric Morera, que no quiere dejarse jubilar y pretende pelear para ser conseller en el Botànic II. Por eso ha empezado la búsqueda de acomodos. La secretaria de Hacienda, Clara Ferrando, ya ha hecho saber por medio de sus heraldos que quiere ir de número dos por València, detrás de Joan Ribó. La llamada cuota de pluralidad de la coalición establece la reserva de determinadas posiciones en las listas para el Bloc, Iniciativa, Els Verds y Gent de Compromís, lo que convierte las primarias en un sudoku de los difíciles. La segunda plaza en València ha de ser para la mujer del Bloc que más votos saque en las primarias, y ahí estarán Ferrando, Isabel Lozano, que se ha afiliado a los nacionalistas, Luisa Notario y Consol Castillo, si es que no se cansa de pelear con los suyos y se va a su casa. La tercera plaza es para Iniciativa, y parece reservada para el ojito derecho de la lideresa de la formación, Mónica Oltra, el actual concejal de Gobierno Interior, Sergi Campillo, aunque también puede entrar en liza Gloria Tello y hasta Isaura Navarro, que se quedará sin escaño en el Palau Borja tras haber pretendido acceder a letrada de la Cámara durante su mandato como diputada. La cuarta plaza queda para el más votado del Bloc en las primarias, honor al que optan el vencedor de 2015, Pere Fuset (si no se cansa antes de desaires de sus compañeros) y Carlos Galiana, los dos concejales que durante este mandato no han tenido inconveniente en mostrarse como aspirantes a suceder a Ribó. La quinta plaza está reservada para Els Verds y lo normal es que sea para Grezzi, aunque si en la lista está precedido por tres varones tendrá que ceder su sitio a una compañera de la formación ecologista. Hay quien está haciendo cuentas ya para que la carambola salga y aparte de la lista al principal peligro para la renovación del gobierno de la Nau, curiosamente el único edil que está llevando a cabo lo que vino a hacer, por muy polémico que resulte.

En las filas socialistas no habrá primarias para las autonómicas. Ximo Puig ya fue proclamado candidato junto a los barones que gobiernan sus demarcaciones, y todo parece encaminado a un pacto de listas con José Luis Ábalos, aunque el acuerdo provocará tensiones en la ciudad de València, donde los partidarios del ministro tienen fuerza e intentarán comer terreno a la candidata Sandra Gómez, ya en plena fase de despegue de sus socios del tripartito. Vistas las encuestas a la baja, los dos sectores del socialismo valenciano pactarán no hacerse daño. Ya habrá tiempo de pelear para 2023.

Por lo que respecta a Podemos, protagonista de unos preocupantes sondeos, hizo sus deberes primarios en noviembre, eligiendo a Rubén Martínez Dalmau para la Generalitat y a María Oliver para la capital en un proceso modélico pero marcado, como todos los demás, por una baja participación. En las primarias se deciden cuestiones muy importantes pero votan pocas personas. Por eso son tan apreciadas por unos y tan denostadas por otros.

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