Els habitants de les árees rurals constitueixen una població envellida, de baix nivell cultural, i amb una menor sensibilització respecte del que poden ser les modes urbanes de valoració de la natura, de la flora y fauna autóctona i els paisatges poc trasnformats. Conserven en general,una imatge antiga y desfassada del mon rural..» Carles Arnal, Cuad. de Geog. 58

Me veo en la obligación de escribir este artículo en el mismo periódico en el que el Sr. Arnal publicó hace unos días unos comentarios que denotan la cercanía de las elecciones autonómicas y la intención desde su formación política (Compromís-Els Verds) de aproximarse a un mundo al que han despreciado históricamente.

Y digo desde su formación política porque este señor se ha declarado durante esta legislatura responsable del programa político en materia ambiental de Compromís, ha cobrado un sueldo público como asesor personal (a dedo) de la Consellera competente en medio ambiente y ocupa cargo de responsabilidad en la Asociación Acció Ecologista-Agró (bonita forma de diferenciar política y sociedad civil). También se declaró en el artículo publicado como «experto en gestión forestal sostenible». Más bien experto en demonizarla.

He sido durante 16 años alcalde de Enguera, un pueblo de interior que ha intentado progresar de forma sostenible con los recursos que posee. Este señor, directamente o por influencia con movimientos que controla, se ha dedicado a torpedear los intentos de mi pueblo (y de otros muchos de zonas rurales) por desarrollar proyectos que han sido beneficiosos en términos ambientales, económicos y sociales. Les pongo una serie de ejemplos que lo demuestran:

El desarrollo del Plan Eólico Valenciano (PECV aprobado en 2001) se retrasó varios años más de lo previsto por un alud de denuncias, entre otras de Acció Ecologista-Agró, ante los tribunales alegando unos perjuicios para nuestros pueblos que tras años de litigio se demostraron carentes de fundamento. Sin embargo, estos retrasos supusieron la pérdida de muchos millones de euros para las arcas de los municipios y su capacidad para generar empleo sostenible en el medio rural. Actualmente estas instalaciones producen energía renovable y libre de CO2 sin el más mínimo problema ambiental y muchos municipios rurales invierten, con más o menos fortuna, los ingresos de estos parques en proyectos de mejora ambiental y social de sus pueblos.

El aprovechamiento ordenado de las masas forestales es pieza clave para nuestro progreso. En Enguera, tras mucho esfuerzo y no pocas dificultades, apoyado de forma valiente por el Secretario Autonómico Alfredo González, se culminó un proyecto de Gestión Forestal Sostenible fácilmente replicable en otros municipios que maridaba generación de empleo local y defensa contra incendios forestales. Por supuesto el proyecto fue rápidamente denostado por AE-Agró. Primero dijeron que no era viable económicamente, sacando a relucir unos estudios claramente faltos de rigor. Cuando se demostró que no era así y que había más de 30 personas trabajando en gestión forestal sostenible en el municipio, y ya con todo el poder de la Generalitat en manos del tripartito, se comenzó una campaña brutal de denuncias y desprestigio a la gestión forestal que acabó con la paralización del proyecto y todas estas personas en el paro. Les invito a que se acerquen a Enguera y observen la superficie forestal gestionada hasta hace dos años y verán la mejora ambiental producida. De esto hay multitud de ejemplos (Ayora, Serra, etc.)

Desde la Secretaría Autonómica de Medio Ambiente que dirigen, se han dedicado a vaciar de contenido conceptual y presupuestario, una línea en el Programa de Desarrollo Rural 14-20 que la anterior Directora Popular Salomé Pradas dejó aprobada para generar proyectos empresariales innovadores de cadenas de valor de productos forestales, especialmente no maderables (aromáticas, resinas, pastos, trufas€). También han reducido a la mitad el dinero destinado a los propietarios para la ordenación de sus masas forestales. Para los que quieran más, les sugiero que busquen en la hemeroteca los artículos de la incansable Portavoz Popular de Medio Ambiente en Les Corts, Elisa Díaz.

Por último, dice el Sr. Arnal que está a favor de los pagos por servicios ambientales. Bienvenido al club. Le recuerdo que siendo consellera Isabel Bonig, ya los introdujo en el Plan de Acción Territorial Forestal en 2013.

Se les olvida que ahora están gobernando. ¿Qué ha hecho Compromís en estos cuatro años del Govern del Botànic? ¿Qué ayudas directas por hectárea forestal reciben los ayuntamientos? Por desgracia, como tantas otras, se quedó en el limbo de las promesas incumplidas.

No todo el mundo ecologista es igual. He tenido experiencias muy positivas y comparto la mayoría de los mensajes de organizaciones como Greenpeace o WWF, esos que el señor Arnal cataloga como «ecologistas mesetarios».

El mundo rural valenciano necesita que los poderes públicos valencianos lo tomen en serio, más por ética política que por rédito electoral, protegiendo a los que han conservado generación tras generación las enormes riquezas naturales del territorio, tan ecologistas como nadie porque de la sostenibilidad depende el futuro de su pueblo y que por desgracia se han convertido en una especie en peligro de extinción: el Homo Ruralis.

El mundo rural no quiere enemigos, pero tampoco hipocresía.