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Mascotas

Una mascota no ha de ser necesariamente un animalito de compañía. También una persona o cosa a las que se atribuyen virtudes para alejar desgracias o atraer la buena suerte, por lo que en política no suelen haber mascotas. Pero son los animales quienes son más reconocidos como mascotas, especialmente los canes, y de ello se dio fe el pasado jueves, con la tradicional bendición animal de san Antonio Abad. Centenares de animales de todo tipo, y Noé sin aparecer. Viendo tanta mascota junta, uno llega a temer que il signore Giuseppe Grezzi se invente un carril-mascota. Hay muchos mas ciudadanos con perro que con bici.

Una mascota le va a hacer falta al presunto enfant-terrible Risto Mejide, cuyo programa de sobremesa en Cuatro parece tener fecha próxima de caducidad. «Todo es mentira», dice, menos la escasa audiencia de ese programa que bate el record de baja calidad, cuando ya se pensaba que en televisión no se podía caer más bajo. De seguir así, Risto va a tener menos audiencia que Á Punt, que ya es decir. Y por si fuera poco, se dice que un cámara del programa le dio en la cabeza, presuntamente, a Eduardo Inda, otro enfant terrible que andaba suelto por los estudios de Mediaset.

«La Voz», masacota de la audiencia, no es un concurso de cantantes, sino un programa de cuatro famosos que juegan a ser coaches de unos flojos principiantes. Pablo López, Luis Fonsi, Antonio Orozco y Paulina Rubio son protagonistas absolutos y ocupan casi todo el tiempo, que para eso cobran un pastón alucinante. Como su presentadora, la sosita Eva González, cuyo alto sueldo no cuadra con su pobre y escasa labor en el programa. Tal vez sea ella la mascota de «La Voz», pero es dudoso. Y fue líder «Tu cara me suena» en su reaparición el viernes. Aquí, también los que hacen de jurado son las figuras, con una Lolita Flores de auténtica mascota en el simulacro de concurso y un gran Carlos Baute, ganador imitando, con mucha pluma, al finado Juan Gabriel.

Puede que la mascota teatral de Lola Herrera haya sido la obra de su paisano vallisoletano Miguel Delibes «Cinco horas con Mario». La adaptación al teatro de su novela se realizó en 1979, cuando Lola tenía 44 años, y desde entonces la ha representado cientos de veces, aunque hay que aclarar que la función, uno de los primeros monólogos escénicos, no dura cinco horas, no se vayan a asustar los espectadores, porque vuelve a partir de mañana al Olympia, cuando Lola Herrera ya cuenta 83 años. Será una gran alegría para Miguel Brass, nuestro canario adoptado y mascota del music-hall, que compartió con Lola escenario hace muchos años, en una función teatral de gran éxito.

La Escuela Superior de Arte Dramático de Valencia presenta sus «Tallers de Fí de Carrera» en el Teatro Talía entre ésta y la próxima semana. De jueves a domingo, los aventajados alumnos pondrán en escena la obra de Eugene Ionesco «El joc de la Pesta», en versión y dirección de Ramón Moreno. Y a la semana siguiente, estos estudiosos del teatro pondrá en escena la obra de José Sanchis Sinisterra «¡Ay, Carmela», en interpretación de Leticia Noguera López y Miguel Ángel Coca, bajo la dirección de Vicente Genovés. Es de esperar que el Talía sea la mascota de éstos alumnos en el arte de Talía.

Una actor y humorista aragonés, de reconocido prestigio y residente en València, se ha convertido en mascota del pub Classic de Jesús Sáiz. Fernando Esteso está casi siempre allí, accediendo a las fotos con la clientela. Le recordé aquella época, en 1975, cuando él era cabeza de una compañía de revistas actuante en el teatro Principal y llevaba de segunda vedette a una jovencísima Norma Duval. Algunas noches, tras la función, Fernando y Norma acudían a la sala Stop, en la calle de San Vicente, donde eran clientes fijos los más destacados juerguistas de la sociedad valenciana.

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