Ahora, cuando se abre en Roma, día 5 de febrero, la causa para la beatificación de Pedro Arrupe S.I. -quien fue superior General de los jesuitas- no podemos dejar de recordar su visita, a la Asociación de Antiguos Alumnos de València, en 1973, hace pues 45 años cumplidos, y sus palabras con motivo del Congreso Europeo de Antiguos Alumnos, que tuvo lugar en esa fecha, hablando de «la acción a favor de la justicia y la participación en la transformación del mundo como dimensión constitutiva de la predicación del Evangelio, es decir, la misión de la Iglesia para la redención del género humano y la liberación de toda situación opresiva».

El padre Pedro Arrupe sufrió en su momento la incomprensión de muchos por su visión renovadora de la Compañía, y el tiempo demostró que supo adelantarse a los cambios que impulsaría el propio concilio Vaticano II. Así, la revista Jesuitas, le dedicó uno de sus números a glosar la personalidad profética de quien fue su superior General, de apariencia frágil y convicciones firmes. Aquí en València, la revista Auras de la Asociación de Antiguos Alumnos recogió sus palabras, «nos espanta que podamos dar respuestas de ayer a los problemas de mañana».

Igualmente, en las páginas de Levante-EMV, quedaba recogido el reconocimiento de quienes eran entonces rector del colegio de San José de València, Eduardo Serón, y el profesor del colegio, Ramiro Reig, al repasar las dos visitas de Pedro Arrupe a nuestra ciudad en los años 1970 y 1973, debiendo transitar en aquellos años por el estrecho margen que le concedían fuera y dentro de su propia comunidad, haciéndolo con un mensaje de apertura, globalidad, y justicia social.

Así, de las propias vivencias del padre Arrupe, y a través de su experiencia vital en el tercer mundo, surge el compromiso decidido en favor de los más necesitados, «¿Puede uno acceder a la mesa de la comunión sin tomar la decisión de actuar a favor de los que tienen hambre?». Ello desemboca en una dinámica de «inculturación» que entronca con la tradición jesuítica de san Francisco Xavier y las reducciones en América Latina, y en particular, a través del Servicio Jesuita a los Refugiados, una de las últimas decisiones de Pedro Arrupe, expresada con estas palabras, «nuestra opción por los pobres y los sin voz nos lleva a los refugiados».

Por ello, cuando se abre la causa para la beatificación del padre Pedro Arrupe S.I., recordamos aquella visita y las palabras de Rabindranath Tagore, que sirvieron de lema para el Congreso Mundial de Antiguos Alumnos de Jesuitas, celebrado en Calcuta, «donde la mente carece de miedo y la cabeza se mantiene erguida». No cabe tener miedo cuando se está en una situación privilegiada con respecto a quienes padecen la opresión, y no podemos agachar la cabeza cuando tenemos la responsabilidad de alzar la voz por quienes no pueden hacerlo. De esta forma aprendimos muchos que esto también está en el corazón de la misión de los jesuitas.